Inicio Entretenimiento Las elecciones futboleras y faranduleras, ilusiones pasajeras

Las elecciones futboleras y faranduleras, ilusiones pasajeras

por Andres Ortega

– Oiga, compadre Indiscreto, ¿qué es eso de “empate técnico” que dicen que ha habido en las elecciones? ¡Cómo que hubiera sido fútbol!

– Mire, compadrito Ulbio; los últimos procesos electorales, la gente los ha tomado como si fuese un partido de fútbol mismo. Ya no importan los planes de gobierno, ya no importan las obras para mejorar la vida de la gente, ya no importan los planes sociales… ¡Ya no importa nada!

– ¿Y por qué dice eso, compadre?

– Porque la gente solo toma partido por una candidatura y punto, o sea que se hace hincha de un equipo nada más; y ciegamente y sin meditar se viste de sus colores, tal como en un partido de fútbol, pone todo su sentimiento y deseo en que su equipo gane, nada más. 

– Por eso ha de ser que la gente se suma solo a los candidatos ganadores…

– Tiene toda la boca llena de razón, compadrito. Pero no solo a los ganadores, sino a loa que los grandes medios de comunicación le dicen a la gente que son “ganadores”, o sea a los que más plata tienen. Cuántos buenos candidatos se habrán quedado en el camino por no contar con la millonada o por no representar los intereses de grandes grupos económicos.

– O sea que no es el pueblo quien elige a las autoridades, sino la plata.

– ¡¿No ve, compadrito?! Usted sí piensa cuando hace un esfuerzo. Así mismo es; el pueblo solo sirve para cargar banderas con la esperanza de que algo le gotee; pero ninguna de las candidaturas realmente representa sus intereses.

– Entonces, cuando un candidato gana, ¡¿para qué sale la gente a festejar?!

– Sale a festejar que su equipo futbolero ha ganado; o sea que es una emoción pasajera al sentirse parte de un triunfo que cree suyo pero que en realidad no lo es… Ya después de la eufórica borrachera vendrá el chuchaqui del desencanto.

– O sea que hemos llegado al fin de las ideas, de las propuestas…

– Eso mismito, compadre. Al menos, las nuevas generaciones, ni siquiera saben para que sirve un presidente de la República o un asambleísta; creen que un buen presidente es el que hace los tiktoks más chéveres.

– Y no ven la necesidad de obra pública ni social.

– Es que, vea compadre; llevamos ocho años sin que los gobiernos hagan ninguna obra pública ni social que ya no se sabe ni para qué sirve un gobierno. Por eso la gente vive las campañas políticas como una apuesta nada más.

– Pero… siendo así… ¡Estamos jodidos pues! ¡Nuestro país se hunde!

– Así es compadre; somos un país sin futuro, sin estadistas que tengan una real visión de progreso. Solo tenemos una farándula politiquera vacía de contenido, y un pueblo idiotizado por los grandes medios de comunicación y sumido en los más bajos instintos del odio y la frustración.

– ¿Y qué le parece la sorpresa del triunfo de la Maricris en nuestra provincia?

– ¡¿Cuál sorpresa, compadre?! Lo que pasa es que usted no tiene olfato político.

– Disculpará nomás, es que a mí todo lo político me huele mal.

– Pues, esperemos primero ver cómo se desenvuelven nuestros flamantes asambleístas para ver después si olemos bien u olemos mal.

– Ojalá esta campaña no haya sido solo un mercadillo de chucherías y nuestros representantes obren en nuestro beneficio; porque el país ya no soporta más.

– ¡¿Chucherías?! Jajaja, o sea como decían que los españoles compraban a nuestros ancestros, con espejitos.

– Bueno, y ¿qué hay con eso del empate técnico? ¿Acaso los candidatos tienen que irse a los pénales o qué?

– Eso del “empate técnico” no es más que un invento para poder hacer problema después de los comicios; un pretexto para no reconocer el triunfo del otro. Porque, en un proceso democrático, gana quien tiene, aunque sea, un solo voto por encima del otro. ¡Y punto, no hay más que discutir!

– O sea que no habrá pénales.

– ¡Pénales, pénales! Lo que va a haber es más penales, porque cada vez más niños y jóvenes se sumarán al mundo del hampa si no hacemos algo que sea real para desarrollar nuestro país y elevar el nivel de vida de la gente. Si seguimos cargando banderas políticas, sin ninguna reflexión, seguiremos siendo solo guaguashcos.

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