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Las elecciones presidenciales de Ecuador 2025: entre la incertidumbre y la polarización política

por Andres Ortega

Por: Alfredo Dávalos López

Las elecciones presidenciales en Ecuador en 2025 representan un hito clave en la historia política del país. El ambiente de polarización, crisis económica y fragmentación política que caracteriza el contexto actual ha generado un escenario donde la comunicación y el marketing político serán determinantes para definir el resultado de la contienda. Este análisis explora las principales dinámicas que marcarán las elecciones, centrándose en la importancia de una estrategia bien estructurada, la segmentación del electorado y el uso de herramientas modernas como el “Big Data” y las redes sociales.

El contexto político y los desafíos del 2025

Desde el referéndum constitucional de abril de 2025, Ecuador ha entrado en un ambiente de incertidumbre política. La fragmentación partidaria y el descontento social han abierto la puerta para la aparición de nuevos actores y para que la campaña electoral adopte un enfoque más moderno y profesional. El marketing político se ha convertido en una herramienta indispensable en la planificación de las campañas electorales, especialmente en contextos donde el electorado es más crítico y está mejor informado.

Uno de los desafíos más importantes para las campañas será captar la atención de los distintos grupos objetivos, ya que los votantes en Ecuador, al igual que en muchas democracias, han evolucionado. El comportamiento electoral no se rige ya únicamente por ideologías tradicionales, sino que los votantes buscan propuestas que resuelvan sus problemas cotidianos y mejoren su calidad de vida.

El marketing político como herramienta clave

El marketing político en Ecuador en 2025 no será simplemente un mecanismo para vender la imagen de los candidatos, sino que estará enfocado en persuadir a los votantes sobre las propuestas que realmente pueden generar un cambio en el país. Uno de los principios básicos del marketing político es que «no hay productos, hay candidatos» (Dávalos, 2020), y los votantes ya no eligen partidos, sino a las personas que representan mejor sus intereses.

Este enfoque implica que los estrategas de campaña deberán hacer un trabajo profundo de “segmentación”del electorado. La identificación de los distintos grupos objetivos o “targets”permitirá a los candidatos adaptar sus mensajes a las necesidades específicas de cada sector de la población. En este mundo conteporaneo, «no hay ciudadanos en general, hay públicos objetivo» (Dávalos, 2020), lo que significa que los mensajes deben ser claros y personalizados si es que queremos impactar a cada segmento.

Uso del big data y las redes sociales en la campaña

Una de las grandes innovaciones en las campañas políticas modernas es el uso del “Big Data” para obtener información detallada sobre el comportamiento y las preferencias del electorado. A través del análisis de datos masivos, las campañas pueden identificar los intereses, temores y preocupaciones de los votantes, permitiendo diseñar mensajes altamente personalizados que resuenen con ellos. En el contexto de las elecciones de 2025, este tipo de estrategias serán fundamentales para movilizar a los electores indecisos.

Un profundo y correcto análisis de redes sociales también jugará un papel determinante en estas elecciones. Las plataformas como Facebook, Instagram y TikTok permiten a los candidatos no solo interactuar directamente con los votantes, sino también medir el impacto de sus mensajes en tiempo real. La “inteligencia social” digital es clave para comprender cuáles son los temas y problemas que más resuenan con la audiencia.

“Segmentación y estrategia de comunicación”

Otro de los elementos fundamentales en las elecciones de 2025 será la capacidad de los candidatos para conectar emocionalmente con el electorado. “La gente no elige partidos políticos, elige candidatos» (Dávalos, 2020), y estos deben representar los valores y aspiraciones de los votantes. Para ello, la campaña deberá trabajar en la construcción de una imagen pública coherente y persuasiva que logre atraer a los votantes más allá de las ideologías partidarias, es por eso que las causas serán fundamentales para lograr llegar a tocar las fibras sensibles de la gente.

Una buena estrategia de comunicación política debe seguir un enfoque que integre diez pasos esenciales, que van desde el análisis de la coyuntura política hasta la identificación de los adversarios y otros actores en el escenario. En este sentido, la campaña debe estar respaldada por una investigación sólida tanto cuantitativa como cualitativa. El uso de herramientas como las encuestas de opinión y los grupos focales permitirá a los candidatos ajustar sus mensajes en función de las percepciones y sentimientos del electorado.

Propuestas viables y movilización de la base electoral

Uno de los principios más relevantes del marketing político es que el éxito de una campaña depende en gran medida de la capacidad del candidato para presentar propuestas tangibles, viables y enfocadas en el futuro. En Ecuador, las principales preocupaciones de la ciudadanía giran en torno a temas como la economía, la inseguridad y el desempleo. Por lo tanto, las campañas deberán centrarse en ofrecer soluciones concretas a estos problemas, en lugar de promesas vagas o generalidades.

Además, es crucial recordar que no solo se trata de contar con los recursos financieros o mediáticos, sino de diseñar una estrategia clara y coherente. Hoy, «no ganan el dinero y los recursos, gana la estrategia» (Dávalos, 2020). Por tanto, los candidatos que mejor logren movilizar a su base electoral, y que utilicen eficientemente los recursos a su disposición, tendrán una ventaja significativa en la contienda.

El impacto de la crisis energética y el descontento social

Un factor que no puede ser ignorado en las elecciones de 2025 es la crisis energética que atraviesa Ecuador. Los constantes apagones y la ineficiencia en la distribución de electricidad han afectado gravemente a la economía del país y a la vida diaria de los ciudadanos. Esta situación ha generado un clima de descontento social que influirá directamente en las preferencias electorales. Las campañas deberán abordar este problema de manera directa, proponiendo soluciones realistas y viables.

En este contexto, los votantes no solo evaluarán a los candidatos en función de su capacidad para gestionar la crisis, sino también por su habilidad para ofrecer una visión de futuro que les brinde esperanza y estabilidad. Según el manual, el estado de ánimo de los votantes es un factor determinante en la manera en que interpretan la realidad política. Si los candidatos logran proyectar una imagen de confianza y seguridad, tendrán mayores posibilidades de éxito.

Conclusión

Las elecciones presidenciales en Ecuador en 2025 serán un momento decisivo para el país. Los candidatos no solo deberán enfrentarse a un electorado cada vez más informado y exigente, sino también a un escenario de crisis y polarización. En este contexto, el marketing político jugará un papel clave, permitiendo a los candidatos conectar emocionalmente con los votantes y presentar propuestas claras y viables que ofrezcan soluciones reales a los problemas del país. La capacidad de segmentar el electorado y utilizar herramientas modernas como el “Big Data” y las redes sociales será determinante para definir el resultado de la contienda.

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