– ¡¿Qué le pasó pues, compadre Ulbio?! ¿Por qué trae el ojo morado?
– ¡Ni sabe, compadre Indiscreto! Me pelié con mi mujer, pues.
– ¡Ah, mi compadre! ¡Cuándo no! ¿Y ahora por qué fue el bochinche?
– Porque no le compré nada por nuestro aniversario.
– ¿Y por qué no le compró un regalito? Cualquier cosita, aunque sea pues. ¿O se le olvidó que estaban de aniversario?
– No, nada de eso; yo nunca olvido nuestro aniversario.
– ¡¿Y entonces?!
– Pues, cómo le voy a comprar regalos si el año anterior ya le compré un regalo que me costó un ojo de la cara y fíjese que ni siquiera lo ha usado.
– ¡Ahhh! ¿Y qué fue lo que le compró el año anterior? ¿Una joya o algún vestido?
– No, compadre; le compré un nicho en el cementerio.
– ¡Ah, qué compadre! ¡Razón tiene su ñora de pegarle! Pero no está bien que se anden peleando por cualquier cosa; ya están igual que el alcalde y la vicealcaldesa.
– ¿Y por qué la comparación, compadre? ¿Qué tenemos nosotros en común con el alcalde y la vicealcaldesa?
– Qué se andan peleando igualito que usted y su mujer… ¡Ya parecen mal casados! Figúrese que en esta semana han entrado en dimes y diretes y acusaciones mutuas. Como dicen por ahí: “enojados los compadres, declaradas las verdades”.
– ¡Que’s pues! ¡¿Acaso el alcalde también le ha comprado un nicho a la alcaldesa?!
– ¡¿Nicho?! Más bien “bicho” ha de ser; porque no se sabe que bicho es el que les ha picado.
– Bueno, bueno; mejor cuente que es lo que ha pasado.
– Es que la vicealcaldesa ha salido a los medios de comunicación con un dedo grandote apuntado hacia el “administrador”, como ella le dice.
– ¡¿Y cómo así ahora le habla?! ¡¿Qué diciendo pues?!
– Diciendo que no hay poder de decisión, que no hay obra pública y la gente se está quejando.
– Bueno, para quejumbrosos somos número uno… ¿Qué más?
– Que el Plan de Alcantarillado desde la administración anterior está parado y no camina.
– Es que ese plan no es Ni-cola ni limonada… ¿Qué más?
– Que está mal asesorado, que los técnicos no le informan bien y le hacen meter la pata…
– Las cuatro; es que creo que son técnicos en caldo de pata… ¿Qué más?
– Que las nuevas plazas están feas y en vez de dar realce a la ciudad como se tenía pensado más bien provocan cólera.
– Como quien dice, resultó peor el remedio que la enfermedad… ¿Qué más?
– Que los concejales cumplen con hacerle ver las cosas, pero lamentablemente es él quien toma la decisión…
– O sea ¡necio el hombre!… ¿Qué más?
– Que no ve porque no hay quién le quite la venda de los ojos y una serie más de cosas que uno dijera: “Uuu, la cosa está más fea que cara de suegra” jeje.
– Como dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver y aunque lo veas no lo creas… Pero, ¿qué dice el alcalde a todo eso?
– El burgomaestre, por su parte, le responde y le dice que mejor se calle, porque por allí ella también tiene rabo de paja y cola donde le pisen, porque también hizo pendejadas en el poco tiempo que quedó de alcaldesa encargada.
– ¡Ele! Ya que no hay obras por lo menos hay circo, jeje.
– Así nomás le anda sacando ese dedo tan feo que no se si lo hace con segunda, jeje… ¿No ve? Igualito a su matrimonio, lo que antes lo veían bonito ahora todo lo ven feo, tonto, ciego, mudo, bruto y bestia.
– ¡Chuta! Ojalá mejor se calmen rápido las cosas; no vaya a ser que les dé colerín y toque comprarles nichos a los dos.
– ¿Ve compadre? Usted tiene la culpa de todo.
– ¡Ele! ¡¿Y to por qué voy a tener la culpa de las peleas de ese par?!
– Por andar comprando pendejadas como regalo de aniversario. ¡Un nicho! ¡Pensando en la muerte! De pensar en vivir; con esa plata le hubiera llevado a su familia a un lindo paseo que lo recuerden de por vida.
– Tiene toda la boca llena de razón, compadre Indiscreto; la próxima vez no voy a ser sordo como el Oz y voy a escuchar consejos.