– A ver, a ver: clavos, tornillos, pernos, tuercas…
– ¡¿Qué hace, compadrito Ulbio?! ¿Qué es lo que está buscando en esa cajita?
– Ah, hola compadre Indiscreto… Este… Estoy buscando un retuércano.
– ¡¿Buscando un retuércano?! ¡¿Y usted cree que va a encontrar ahí un retuércano?! ¡Acaso sabe usted lo que es un retuércano?!
– No sé lo que es un retuércano; pero a lo mejor si lo veo me acuerdo.
– ¿Y por qué está buscando un retuércano?
– Es que mi hijo me preguntó ayer qué era un retuércano y no supe qué responderle; entonces le dije que ya lo iba a buscar en el taller y si lo encontraba iba a mostrarle. ¿Usted sabe lo que es un retuércano?
– Mire, compadre, yo no sé lo que es un retuércano, y ni siquiera sé si esa palabra existe. Lo que sí sé es lo que es un “retruécano”, que seguramente es lo que está buscando.
– ¿Retruécano? Bueno, bueno; eso mismo creo que es. Dígame cómo mismo es esa cosa.
– Bueno, pero creo que no lo va a encontrar en esa caja; porque un retruécano es una figura retórica gramatical, que sirve para cambiar el sentido de una frase…
– ¡Ele!… ¡Chuta!… Ya me empezó a hablar en difícil. ¿Y en cristiano?… ¿Qué quiere decir?
– O sea, es cuando se unen dos frases con las mismas palabras, en la segunda frase se cambia el orden de las palabras para darle un sentido diferente al de la primera.
– Mmmm… Sigo sin entender…!!!
– Le voy a poner un ejemplo: “No es lo mismo un partido político que un político partido”. ¿Lo ve? Cambié el orden de las palabras y cambió el sentido de la frase.
– ¡Ahhh, ya! Ahora sí entendí, porque sí sé lo que es un partido político; pero un político partido… ¿Mmmm?
– Pues un político partido es más o menos como el Elías.
– ¡¿Que don Elías es un político partido?! ¡¿Y cómo así ah?!
– Pues, siendo que llegó a la Asamblea por la lista 61, y todo este tiempo andaba del codo con el Jimmy Guevara; resulta que no ha sido amor sincero, ya que no está apoyando para nada a los candidatos de su lista.
– ¡¿En seriooo?! ¿Y a qué candidatos está apoyando pues?
– Pues, se ha filtrado una grabación en la que directa, pública y descaradamente dice que apoya al Rulo Tello, candidato de la lista 62.
– ¡Ele chuta! ¡Ni Judas se atrevió a tanto!… como suelen decir.
– Pero claro, es de entenderse; puesto que Tello, que en ese entonces era parte de la 61, apadrinó a Jachero para que llegue a la Asamblea. Y ahora, como dice el dicho: “Dios los cría y ellos ni cojudos… se juntan”.
– ¡Vaya, vaya! ¡Cómo es la política! ¡Todo se mueve por intereses! La ambición por el poder y el típico camisetazo.
– Pero no solo Jachero; otros personajes también vemos que siguen por el mismo camino.
– ¡¿En serio?! ¡¿Y quiénes más andan de Judas… o de retuércanos?!
– Por ejemplo: ¿Qué hacía Rodrigo Mena en el mitin político junto a Raúl Tello? Si, además de ser autoridad, es militante de Creo 21, y Creo 21, en Pastaza, va en alianza con la 61.
– Más bien creo que le espera un jalón de orejas y quizás pronto tengamos que buscar otro gobernador.
– Finalmente, los ánimos se están encendiendo y comienza la campaña sucia… ¡A sacar los cueros al sol y a lanzar lodo con ventilador! Por más que por un lado prediquen el NO a la vieja forma de hacer política, por otro lado sacan sus memes, la desinformación…
– ¡Y hasta se van de puñetes! Entre simpatizantes de las distintas tiendas políticas. ¡¿No ve el escándalo en Shell?! Donde le acusan a un muchacho de la lista 101, que está en alianza con la 62, de haber agredido a un adulto mayor de otro bando.
– Y Aunque salieron digan que es un caso aislado, que nada tiene que ver en el plano de la política, que el movimiento no se hace responsable de acciones individuales… ¡Nada! ¡Ya el daño está hecho!
– Es el momento de cogerlos de la oreja a todos los candidatos y decirles que se dejen de vainas; que centren sus fuerzas en las propuestas y no en tratar de hacer daño a sus adversarios, que no manchemos la fiesta democrática con acciones negativas…
– ¡Y que se acaben los retruécanos electoreros pues!
– ¡Amén! ¡Así sea!