Por: Guido Calderón
El gobierno actual, al igual que sus predecesores, ha vuelto a golpear cruelmente al corazón del turismo en Ecuador y, por ende, atentar contra el bienestar del país en general, dada la transversalidad del turismo en toda la economía nacional. Un turismo fuerte sustenta una economía vigorosa, un turismo débil es la muestra de un gobierno improductivo, ineficiente.
Ningún caso se hace a las demandas técnicas de la FENACAPTUR, el principal gremio turístico del Ecuador, que públicamente ha solicitado un recetario para salvar al turismo: IVA del 5% por 3 años, uso del dinero en promoción y no de infraestructura pública, crédito de capital de trabajo al 5% de interés, fomento de los negocios sostenibles vía reducción de impuesto a la renta, disminución del impuesto predial a través de los GADS; pero sus solicitudes tienen el valor de su peso político.
Todo el dinero de los impuestos que crea este gobierno, no será usado para combatir la guerra contra el terrorismo, mientras el Gobierno esté lleno de burócratas con sueldos millonarios, se mantengan ministerios inservibles y no se creen verdaderas cárceles para los delincuentes y los jueces que los liberan.
El solo anuncio de subir el impuesto a la salida de capitales ISD, género una fuga de dinero colosal que contrajo el gasto en turismo. La desocupación se sintió en la hotelería y aumentará; además que nos vendemos internacionalmente como un destino caro, peligroso, sin competitividad y donde en vez de combatir la evasión, de estimular la inversión y promover la transparencia; se elige el camino fácil de más impuestos, de aumentar el IVA, que generará más evasores.
Regresamos al Estado de Propaganda. Los funcionarios públicos se esfuerzan no por hacer sino en convencer que vivimos mejor y que deberemos volver a votar por los que hoy nos ahorcan con más impuestos. No hay la intención de reducir la viciosa burocracia, que transforma en gastadores compulsivos, a todo aquel que llega al poder. Esta ineficiencia administrativa origina la degradación económica de millones de ecuatorianos. La retórica gubernamental enfocada en aparentar mejoras sin abordar las raíces del problema, avizora días más difíciles para el turismo y el Ecuador en general.