– Hola compadrito Ulbio… ¿Por qué tan contrariado?
– ¡Mi mujer que siempre me pide siempre dinero, compadre Indiscreto! La semana pasada me pidió doscientos dólares, ayer quinientos… ¡Y hoy viene y me pide mil!
– ¿Y que hace con todo ese dinero?
– No lo se, nunca le doy…
– ¡Y de qué se queja entonces, compadre… ¡Yo sí que estoy de veras contrariado!
– ¡¿Y por qué pues, compadrito?!
– Pues, porque ha habido un crimen ecológico en la remodelación de la Plaza México.
– ¡¿Crimen ecológico dice?!… ¿A qué se refiere con eso?
– Pues figúrese que han asesinado a los pobres arbolitos que allí había… ¡Es un completo arbolicidio!
– Es que hay que dar paso al progreso, pues compadre.
– No sea menso, compadre; si para que pueda pasar ese tal “progreso” hay que eliminar todos los árboles, el desierto del Sahara sería el lugar más progresista del mundo.
– Es que hay que hacer de la nuestra una ciudad más bella y turística, compadre.
– ¿Bella? El lugar más bello que haya existido fue el jardín del Edén; y Dios no fue ahí y aplanó el terreno y echó cemento y adoquines para hacerlo bello. Por el contrario, puso muchos arbolitos, plantas hermosas y manantiales cristalinos.
– Pero… ¿Y el turismo?
– ¡Vaya pues, compadre! A usted sí creo que le ha afectado la pandemia. ¡¿Acaso cree que la gente cansada de ver cemento todos los días va a querer venir aquí a ver más cemento todavía?!… Los turistas vienen buscando la paz que ofrece la naturaleza.
– Pero… Los niños y jóvenes necesitan lugares de esparcimiento…
– Los niños y jóvenes necesitan el contacto con la naturaleza, para que después no sean discapacitados ecológicos como los funcionarios que tenemos ahora y sigan destruyendo el medio ambiente, que capaz ya ni es medio sino cuarto o quinto.
– Pero… pero…
– ¡Qué pero ni que ocho cuartos, compadre! Solo un idiota puede creer que los árboles son una plaga o unos invasores a los cuales hay que eliminar a diestra y siniestra para que no nos estorben a los humanos…
– Más bien creo que los humanos somos la plaga.
– Por fin dijo algo sensato compadre; lo que pasa es que nuestros políticos en lugar de defender la selva han defendido la ley de la selva. Lo que se debería erradicar es la prostitución, la venta de estupefacientes y no los pobres arbolitos.
– Claro, compadre; así lo único que van a mejorar no es el medio ambiente sino el ambiente de trabajo de las trabajadoras sexuales… ¡Agradecidas han de estar las boniticas! Así ha de aumentar la clientela.
– Tiene toda la boca llena de razón, compadre Ulbio. ¡A quién se le ocurre “limpiar” de árboles la ciudad! En lugar de limpiar la venta de drogas. Eso no es regenerar la ciudad sino degenerarla.
– En lugar de hacer pendejadas mejor deberían priorizar la defensa de la ciudadanía contra el coronavirus… ¡No ve cuántos contagiados! Les interesa más satisfacer a los contratistas que la salud del pueblo. ¡¿No ven cuántos están muriendo?! ¡¿Qué no tienen llenadera?!
– Así es, compadre; los colores del semáforo no deberían ser solo para los ciudadanos comunes. Deberían indicar también a las autoridades que estamos en una situación emergente y hay que encaminar todos los recursos a enfrentar esa emergencia.
– Pero no les interesa cuidar el verde de nuestro planeta que se está muriendo.
– No les interesa el verde, solo los verdes, compadre; y creen que Ecología es el estudio del eco; por eso han de haber quitado los árboles, para que haya eco y decir que ellos sí son ecologistas.
– Con el tiempo, en lugar de que haya un “Club de Amigos del Bosque” vamos a tener un “Club de Amigos del Desierto”.
– Al paso que vamos nos vamos a quedar hasta sin amigos, compadre. Cada semana tenemos que enterarnos de una nueva barbaridad… ¡Ya párenle, pues!
– Sí compadre; un parque puede espera mas no la salud de cuantos se están muriendo en los hospitales.
– Por destruir la naturaleza mismo es que nos vienen tantos males… ¡¿Hasta cuándo vamos a aprender?!