Inicio Opinión ÑAÑO MONO

ÑAÑO MONO

por Andres Ortega

Por: Edwin Mosquera G.

A propósito de la independencia de Guayaquil y su famosa frase los monos de Guayaquil, de donde nace o proviene este singular apodo, pues bien, en tiempos de la conquista de la madre patria, el Rey Carlos II supo que en sus remotos dominios del Nuevo Mundo, en un puerto llamado Guayaquil, habían unos animalitos muy simpáticos e inteligentes, que de seguro iban a ser de su agrado, y no bien ponderadas las virtudes de los monos, Carlos II ordenó a su secretario real que redactara una petición para enviarla a dicho puerto, a fin que se dé cumplimiento a su voluntad de obtener una pareja de aquellos famosos animales.

A diferencia de los migrantes y emigrantes en cómodas jaulas, los monos de Guayaquil partieron para España y tan pronto arribaron a Madrid, fueron la sensación de la corte, pues el Rey, encantando con sus gracias, no dejaba de mostrarlos a cuanta visita llegaba a palacio, dedicando todo el tiempo que podía gozar de sus cabriolas e inteligentes reacciones. Hasta que una tarde en que hallándose dentro de su salón-zoológico fue presa de las alucinaciones y creyéndose perseguido del demonio echó a correr como loco, dejando abiertas las puertas de las jaulas, para ir a refugiarse en el oratorio, donde se postró al pie del altar en el momento en que le sobrevino la crisis, creyendo que era satanás y que taita diosito le salvaría. Entonces, realmente decirles monos a los provenientes de la costa ecuatoriana no debe tomarse a mal, si no considerarse que la suspicacia y esa viveza criolla ha sido notoria hasta en el continente viejo en la génesis de la “civilización de los pueblos” del nuevo m

Deja un comentario

* Al utilizar este formulario, usted acepta el almacenamiento y el manejo de sus datos por parte de este sitio web.