– ¡Epa, compadre Ulbio! ¿Para dónde va tan encachinado? ¿Dónde es el baile? Para que invite, yo también quiero ir.
– ¡Ningún baile, compadre Indiscreto! Usted siempre prensando en el bochinche. ¡Qué más se puede esperar! Si solo en las cosas banales de la vida piensa. ¡Vamos a la iglesia! Allá le invito.
– ¡Uuuuu! Ahí sí que ya me dio pereza, compadre. No soy tan apegado a las cosas espirituales.
– ¡No sea hereje! ¡Vamos! ¡¿Hasta cuándo, compadre, le va a dar gusto al diablo?!
– ¡¿Yo?! ¡¿Darle gusto al diablo?! ¡¿Acaso cree que el diablo va a perder el tiempo conmigo, con lo ocupado que ha de estar en Ucrania?!
– Bueno, entonces… ¿Por qué no quiere ir a la iglesia?
– Porque me van a salir con eso del diezmo y yo, que ahora no tengo ni para la leche. ¡Figúrese nomás, compadre!
– No tiene para la leche, pero para las bielas si tiene. Usted es de esos que para el vicio sacan nomás la plata de donde sea.
– Nomás no calumnie compadre… ¡Así quiere ir a la iglesia! Usted sabe que yo soy poco dado al trago y si alguna vez me pego una cervecita, no es que saque la plata de donde sea, con pedirle a usted me basta.
– ¡No le digo, compadre! ¡Encima también es cínico!
– No, no, compadre. ¡¿Cínico yo?! Pues, yo voy muy poco al cine; aparte de que en esta ciudad ni siquiera hay un cine.
– ¡Ele! Yo dije: “cínico”, no “cinéfilo”, o sea que actúa con cinismo.
– ¡Eso sí! Yo actúo con mucho “civismo”; porque en mis tiempos nos enseñaban en el colegio la Educación Social y Cívica, para que seamos buenos ciudadanos; y no como ahora…
– Bueno, ya basta. Usted siempre confunde las cosas y me confunde a mí.
– ¡¿Y qué me culpa a mí?! Si usted toda la vida ha sido un confundido.
– Bueno, bueno. ¿Y entonces? ¿Quiere ir a la iglesia o no?
– No es por nada, compadre, y no es que sea criticón, que yo sé bien que criticar es pecado. Pero figúrese, su pastor, a cada rato cambia de carro, doble cabina, 4×4; mientras que usted, mi pobre compadre, tantos años sigue llegando a la iglesia a pata. Ahí nomás póngase a pensar compadre.
– Mejor me voy, es más agradable escuchar la palabra de Dios que escuchar las barbaridades que usted dice.
– ¡Venga pa’cá, compadre! Ya que hablamos de diezmos, ¿no ha oído que, en la Gober, ahora más que nunca, el diezmo dizque se está aplicando a rajatabla? Para que vea que no solo en la iglesia, acá dizque están peor que testigos de Jehová… ¡Pagas porque pagas!
– ¡¿En serio?! Yo he escuchado que antes se pedía un aporte para el partido político, pero yo pensaba que en esta administración ya nada.
– ¡Nada que ver, compadre! Si hasta ya se están quejando que están peor que las vacunas de Esmeraldas. ¡O pagas o atente a las consecuencias! A todo el personal de la misma institución y cada uno de los directores distritales. Que por allí dizque hay cierto gordito que es el encargado de recoger los diezmos y que no le perdona ni al mismo gobernador. ¡Figúrese!
– ¡¿Ni el mismo gobernador se salva?! ¡Pero, qué barbaridad!
– ¡Y eso no es nada, compadre! Lo peor es que se están quejando que, dicho gordito, trata a los directores como al perro… ¡A la patada! O los llama y los intimida al extremo; esto dicho por ellos mismos, que están siendo víctimas de abuso, maltrato y prepotencia.
– ¡Lo oigo y no lo creo, compadre! ¡¿No era que criticaban tanta prepotencia de Correa?! Y ahora viene a resultar como dice el dicho: “Último día de despotismo y primero de los mismo”. Y en cuanto a los diezmos, como usted dice… ¿A dónde irá a parar todo ese dinero?
– ¡Vaya usted a saber, compadre! Si ni siquiera sabe a dónde va a parar el diezmo que da a su pastor, peor vamos a saber a dónde van a dar los diezmos del “encuentro”. ¡Y ni para averiguar! Porque, con toda la prepotencia que dizque que se manejan, nos han de mandar por un tubo a nosotros también, jeje. Pero me supongo que un poco ha de ser para el partido y otro para el dueño de los cargos, que es el que los pone a cada uno y a quién le deben todo.
– Ya me dejó pensando con eso de la 4×4 del pastor. ¡Y yo tantos años a pata y pagando arriendo! Compadre, usted sí que es el diablo mismo en persona. ¡Cómo hace tambalear la fe!… Y también la política, jeje. Como diría Jesús ¡Aléjate de mí Satanás! Jeje.
– ¡Venga compadre! ¡No se vaya que le tengo otra! Espere… ¡Ya se fue! Pero medio asustado le dejé con eso de los diezmos, jeje. Como asustados están también los del “Encuentro”. No soy muy creyente, pero ahí es cuando da ganas de decir: ¡Virgen Santísima!!!