“Yo ya no quiero vivir en este Carpuelaaa,,.la la la la la la la la…” ¡Ele! ¡Qué’s pues! ¡Otra vez cerrada la 9 de Octubre! ¡Chusa! ¡A cada rato con sus chaucha trabajos! Ya tocó desviarse por otro lado, ni modo….
¡Elé! ¡Mi compadre Indiscreto está allá arriba! Y camina medio raro… ¡¿Que le pasará?! ¿Será que está borracho? Voy a pitarle: ¡pi pi pi! ¡Nada! No hace caso. Borracho mismo parece. Ni siquiera alza a ver; está como Shakira: ciego, sordo y mudo. je je. Me voy a acercar, no vaya a ser que le hayan dado la dormilona… ¡Chúsica! ¡Dios no quiera!
– ¡Eh compadre! ¿Qué le pasa? ¿Qué tiene? ¿Por qué camina así medio raro? ¡Diga algo compadre, por favor!
– ¡Hola compadre Ulbio! ¡No me desconcentre! ¡¿No ve que estoy ocupadísimo?!
– ¡¿Ocupadísimo dice?! ¡¿En qué pues?! ¡Nada veo que esté haciendo! A más de caminar como sonámbulo.
– ¡¿Nada?! Estoy contando los adoquines… ¡¿Qué no ve?!
– ¡Ay, mi compadre! ¡Creo que ahora sí ya se volvió loco de remate! ¿O será que se fumó de la barata?… ¡¿Cómo así que contando los adoquines?!!!
– ¿No ve que ahora soy parte de la Veeduría Ciudadana?
– ¿De la verdulería ciudadana dice? ¡¿Y dónde están las verduras?!
– Digo: “veeduría ciudadana”; o sea que soy veedor…
– Bueno, eso sí le creo. Toda la vida ha sido usted veedor, lengua larga y metiche, jeje. Por eso anda siempre metido en problemas.
– Esa me parece una descripción muy vulgar y chusmática, otra cosa es que uno sea observador, crítico y comunicativo. Para que le gente no haga pendejadas y después nos quieran meter gato por liebre.
– Bueno, ¿y eso que tiene que ver con los adoquines? Que anda como midiendo la calle de un lado al otro. Yo, casi lo reporto con la vecina como borracho, jeje.
– Haber, déjeme le explico: el señor Alcalde, en su gran sabiduría y en el afán de construir “el cantón que soñamos”, así, sueña que sueña, se le ha ocurrido una gran idea…
– ¡¿Cuál idea?!
– La de coger los adoquines de la calle 9 de Octubre, virarlos para el otro lado y volverlos a poner en su sitio.
– ¡Ele! ¡¿Y eso para qué?!
– No ve que los adoquines solo se deterioran en la parte de encima; pero por debajo están enteritos.
– ¡Aaahhh! Así se ahorra de comprar adoquines nuevos o de asfaltar la calle…
– ¡Eso es compadre! Entonces a mí me han encomendado para que revise y cuente cuántos adoquines van virando y que la calle quede como si nada. ¿Entendió? ¿O quiere que le dibuje más bonito?
– Si ya entendí… ¡Qué gran ideota la del Alcalde! ¡Ni a Einstein se le hubiera ocurrido! ¡Virar adoquines!
– Y en esta ideota de proyecto es que ya van más de un mes, y cerrando el tránsito a cada rato.
– ¡Con razón! Yo pensaba que solo era por las fiestas que estaban arreglando los baches, preparando la vía para el desfile; pero claro las fiestas ya pasaron y siguen cerrando la vía. Y eso más, usted mi compadre, aquí de metido en esta gran ideota de virar los adoquines y listo.
– De veedor, compadre; o sea de testigo del desastre éste.
– Pero, si el Alcalde anterior ya dejó listo el proyecto de asfaltado de la calle 9 de Octubre, con presupuesto y todo. Como dirían otros por allí, la mesa quedó servida y en vez de ejecutar el proyecto, me vienen con la gran ideota de virar adoquines, razón que estamos como estamos.
– ¡A ver, compadre! ¡Con sus sermones a otro lado! Yo nada tengo que ver, a mí me han puesto como veedor y eso es lo que estoy haciendo, contando los adoquines, déjeme cumplir con mi trabajo que ya hasta me hizo perder la cuenta, ahora tengo que volver a contar de nuevo y desde arriba… Así que vaya por la sombrita, jeje
– ¡Virar los adoquines! ¡Bah! Más bien ya se me reviró no solo el hígado, sino hasta las víceras por dentro. Y con esa gran ideota ha de querer que la gente también se vire y le reelija, mejor el vire le han de dar en las urnas y con todo y compadre, por meter sus narices donde no le conviene, jeje.
– Es que así se ahorra, compadre; tal como se ahorra de lavar virando el calzoncillo.
– Mmmm… Mejores me voy…
Yo, que vengo preocupado por este compadre, tengo la culpa; pensando que algo le pasa, y me sale con semejantes ideotas… Y, hablando de virar… ¡Ya no sé para dónde viré con mi carro! Mejor me voy corriendo a llevar las compras antes de que mi mujer me dé el vire a mí también, jeje.