– ¡Qué tal, compadre Indiscreto! ¡¿Cómo le va?!
– ¡Qué tal segundo mandatario!
– ¡Oiga!… ¡¿Y cómo así me dice “segundo mandatario”?!
– Pues, porque en su familia usted es, con todo derecho, el segundo mandatario.
– ¡Pero si yo soy el que sostengo a mi familia!… Tengo derecho de ser el primer mandatario.
– Tiene el derecho pero no tiene el poder; tal como pasa en nuestro país.
– ¡¿Y cómo pasa en nuestro país?!
– Que nosotros como pueblo somos el sustento de este país, así que tenemos el derecho a ser primeros mandatarios… Pero no tenemos el poder…
– ¿Así que tenemos que resignarnos a ser segundos mandatarios?
– ¡No, ni siquiera eso!… Nosotros no llegamos ni a mandaderos, peor a mandatarios…
– Pero… Por lo menos déjeme ser primer mandatario en mi casa…
– Eso tiene que arreglarlo con su mujer; pero difícil veo que ella le ceda el poder.
– ¡¿Y por qué va a ser difícil, pues?!
– Porque usted es el primer mandarina de Puyo, por eso nunca podrá ser el primer mandatario, ni en su casa…
– No, no, compadrito; que uno sea complaciente no quiere decir que sea mandarina.
– Por eso los ecuatorianos estamos como estamos; por ser muy complacientes.
– Pero, es que uno debe ser condescendiente con la mujer, para no perder el cariño.
– Sí, pero no será demasiado condescendiente; no vaya a ser que por ahí se asome el Jaimito Vargas y se declare segundo mandatario de su familia…
– ¡Uy, no! ¡No diga eso, compadrito! ¡Diosito no quiera que eso pase!
– No meta a Diosito en esto, que la que decide eso es mi comadre; no vaya a quedar usted como el vicepresidente…
– ¡¿Destituído?!
– No, con un nombre impronunciable.
– Bueno, por lo menos mi nombre es fácil de decir y de recordar… Oiga, compadre; cambiando de coles a nabos… ¿Por qué el señor Vargas dice que es el segundo presidente del Ecuador?
– Porque no hay primero sin segundo; y como el primero anda por ahí hablando pendejadas en primera, necesita quien le haga la segunda.
– Pero uno no puede autoplocamarse ni primero ni segundo mandatario sin haber sido elegido por el pueblo.
– O por la Dianita…
– ¿Por la Dianita?
– Bueno, yo digo nomás; en por si acaso… jeje… Pero, aunque hoy en día esté de moda autoproclamarse en lugar de elegirse, el señor Vargas dice haber sido elegido por los pueblos y nacionalidades, en tal sentido es el segundo presidente del Ecuador…
– ¡Pero, legalmente no puede haber dos presidentes!
– Hay muchas cosas que legalmente no pueden haber; pero las hay, las hay… Y nadie se queja tanto de éstas… Así que qué de malo hay en contar con un presidente de emergencia, por si no funciona el primero.
– Pero… ¡Cómo explicar eso legal y constitucionalmente!
– No se preocupe, compadre; que ahora ya no se necesita ni la Ley ni la Constitución para explicar las cosas; ahora todo se explica por medio de la física cuántica.
– ¡¿Física cuántica?! ¡¡Quién entiende eso!!… Solo el presidente.
– Pues da igual; nuestras leyes tampoco las entiende nadie, por eso cada quien las interpreta a su manera y lo peor es que de esas interpretaciones antojadizas siempre salen beneficiados los más corruptos.
– ¡Qué iras!… Bueno, mejor olvidémonos de todo eso y disfrutemos de estos carnavales con alegría.
– ¡Con mucha alegría, compadre Ulbio!… Pero no olvide pedir la autorización correspondiente a la primera mandataria, no vaya a ser que después se le malogre la alegría.
– No, compadre, nada de autorizaciones; porque vamos a disfrutar de estas festividades juntos, mi esposa y yo como pareja… Porque lo merecemos.
– ¡Así se habla, compadre!… Bien digo que usted sí piensa cuando hace un esfuerzo.