– ¡¿Y, compadre Indiscreto?! ¡¿Qué hace pues con ese par de gallos flacos?! ¡No me diga que anda en peleas de gallos clandestinas!
– Mire, compadre Ulbio; en primer lugar, no son gallos flacos sino esbeltos, así son más ágiles para una pelea; en segundo lugar, no voy a ninguna pelea clandestina, sino que voy a venderlos; y, en tercer lugar, a usted qué le importa.
– Bueno, compadre; pero no se enoje. Yo, nada más preguntaba. Oiga, ¿y por qué los está vendiendo?
– Por qué más ha de ser; por la crisis, pues compadre. Solo me quedaban dos opciones: o comérmelos o venderlos; así que me decidí por lo segundo porque ni con los dos a la vez saco un buen caldo.
– ¡Ahhh! Y, ¿cuánto cuesta el gallito?
– ¿Cuál de ellos? ¿El rojo o el blanco?
– Pues… el rojo.
– El rojo vale cincuenta dólares.
– Ah, ¿y el blanco?
– El blanco también cuesta cincuenta dólares.
– El gallo parece alto, ¿verdad? ¿Cuánto mide?
– ¿El rojo o el blanco?
– El rojo, pues.
– El rojo mide veinte centímetros.
– ¿Y el blanco?
– También mide veinte centímetros.
– Y, ¿es bueno peleando el gallo?
– ¿Cuál? ¿El rojo o el blanco?
– El rojo.
– Ah sí, es muy bueno.
– ¿Y el blanco?
– También.
– ¡Oiga, compadre! ¿Por qué siempre me pregunta por el rojo o el blanco si los dos son lo mismo?
– Ah, es que el rojo es mío…
– ¿Y el blanco?
– También.
– ¡Ahura sí! ¡Ahura sí, le voy a dar un bueno!
– Tranquilo, compadre: no se esponje. Porque si no vamos a estar igual que los candidatos, como en pelea de gallos.
– ¡¿Qué los candidatos están en pelea de gallos, dice?!
– Y no solo de gallos, también de gallinas.
– ¡¿De gallinas tambiéeen?!
– ¡Claro pues! ¿No ve el drama de la Deysi con la bella princesa? Que dice que cuando trabajaba ahí le presionaban con coimas o con aportes para promocionar la imagen de la autoridad principal. La otra en cambio le respondió que era una ingrata luego de haberle dado la oportunidad… Y ahí se agarraron a la pelea.
– Chuta, esa pelea sí que ha estado bien jodida.
– En otro debate, así mismo, otro par de gallo se agarraron; y el candidato de amarillo patito se ensañó contra, el gallo hervido de la 7, y que se enfrascaron en que “tú eres un ignorante” y el otro que “tú eres más ignorante que yo”, cosa que casi que se van de las manos.
– Esa pelea sí que ha estado como para apostar, dos verdaderos gallos de pelea. Capaz que ganaba el más ignorante.
– O el más saltamontes; porque ahí se metieron los de la lista amarilla, y como también se la han tenido bien guardadito, le vomitaron todo: que amargado, que mal agradecido, que salta montes…
– ¡Ele! Y saltamontes, ¿por qué?
-Porque dicen que salta de partido en partido. ¿No ve que ya fue asambleísta por su movimiento de amarillo patito?
– Otro par de gallos que se engarzaron fueron entre la candidata de la Shell y el veterano de la 62.
– ¿Y estos diciendo qué?
– Que el guambra le denuncia al pobre veterano que le ha plagiado el plan de trabajo al pie de la letra, hasta con faltas de ortografía y todo.
– ¡Ele chuta! ¡Hasta gallos plagiadores hemos tenido!
– Y eso, ¿qué le admira? Si toda la política es un plagio. ¡No sé para qué tanto plan de trabajo que nunca se cumple!