Según el abogado y politólogo, Polo Lascano, la presentación de casi una veintena de pre-candidatos a la presidencia, está formando parte de una estrategia de los verdaderos candidatos y espera que por la salud emocional de la población ese número de binomios se reduzca y no haya más de seis.
El actual escenario con un alto número de pre-candidatos al sillón de Carondelet, favorecen a los candidatos del populismo, es decir, al candidato Correa, cuya agrupación tiene a su favor un voto duro, que tiene un porcentaje de población, aún fiel al ex presidente y esa dispersión de movimientos y partidos le favorecen.
A su criterio la presencia de Rafael Correa como candidato tiene la intención de que su imagen esté presente para mover a sus seguidores, que lo recuerden para generar ese factor emocional, pero en la práctica es casi imposible que llegue a ser candidato.
Piensa que la candidatura de Fabricio Correa, también tiene la intención de dividir la intención de votos para favorecer a la candidatura de su hermano.
Sobre las ideologías políticas, considera que desaparecieron con la entrada del nuevo milenio, solo sirven como plataforma política, pero que en la práctica tienen muy poca funcionalidad. A nivel local es evidente que ciertos candidatos solo buscan un cargo de elección popular y si ven que un partido es favorable a sus intereses se cambian sin pensarlo, eso lo hacen y lo seguiremos viendo.
Apunta a que parte de las reformas que requiere el estado ecuatoriano es reducir el número de asambleístas y que no se necesita tantos políticos. Del mismo modo, le parece adecuado establecer requisitos para ser candidato y que aquello no restringe la posibilidad de elegir y ser elegido, solo que aquellos que aspiren a un cargo de elección popular deberán tener el respaldo académico y profesional para que puedan realizar un trabajo adecuado.
La nueva generación de políticos les corresponde cambiar la forma de llevar política y su accionar debe estar enmarcado en lo moral y en lo ético para que en el futuro los habitantes tengan orgullo de sus políticos y no vergüenza, concluyó (GT).