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SEGUNDA VUELTA: Escenario de la segunda guerra electoral

por Andres Ortega

Por: Mgtr. Gustavo Tuston

En la antigüedad, el poder se sostenía en tres pilares: economía, ejército y religión. Con el pasar de los siglos, el pilar de la economía se mantiene, el poder de la religión cedió el paso hacia los medios de comunicación, en tanto que, el poder militar se mudó al poder político.

La historia de la humanidad se ha desarrollado en medio de cruentas batallas por el poder y la política que tiene esa misma finalidad, ha adaptado sus tácticas. Por eso la gran mayoría de términos usados en campañas electorales, tienen su origen en la milicia: Por ejemplo, la palabra estrategia, proviene del griego: Stratos significa ejército y agein significa guía. La palabra slogan, en palabras sencillas, se traduce como grito de guerra y war room, término acuñado por Winston Churchill, quiere decir cuarto de guerra.

En definitiva, muchas de las acciones en campañas electorales, provienen de la milicia, los campos de batalla de la actualidad son las redes sociales, con sus ejércitos orgánicos, bots y trolls, armados ya no de metralletas, sino, de otro tipo de armas psicológicas que penetran con su batería de municiones (mensajes, memes, video-shorts) en la mente inconsciente de los ciudadanos que, sin saberlo, son carne de cañón, cayendo como víctimas de sus deseos más profundos, su miedo, su ira, su esperanza, siempre con una dosis de entretenimiento para distraernos de los problemas de fondo… Pan y circo para mantener contento al pueblo decían en Roma, en nuestra época, los políticos hacen su circo y las potencias mundiales nos dieron celulares para verlos. Las migajas de pan se distribuyen, mediante bonos y subsidios.

Una primera vuelta electoral la acabamos de vivir los ecuatorianos. Si bien el alma de la contienda se centra en la figura de los candidatos, la verdadera batalla la viven los estrategas políticos. No importa quien sea el aspirante a gobernante, siempre que tenga el dinero para solventar una campaña. Sus asesores se encargan de elaborar el plan de trabajo, su discurso, su respuesta frente a los ataques, les guían en cada paso. No importa, si tiene o no, la entereza para afrontar los graves problemas del país, es suficiente que parezca que puede y que el mensaje responda al deseo inconsciente.

Saben que la verdad basada en hechos registrados en la historia política, es mejor que esté oculta u olvidada. Lo que importa es la apariencia. Los estrategas, saben que una buena apariencia fácilmente reemplaza el núcleo de la moral y de la ética, por eso el trabajo (casi siempre) consiste en crear una realidad alternativa en el cerebro humano, que le gusta ver y oír cosas bellas.

Así la segunda vuelta electoral, detrás de bastidores, será una segunda guerra entre estrategas políticos, cada uno midiendo milimétricamente los pasos en la marcha, cada palabra en el telepromter, cada acción en redes, hasta el mínimo detalle en el vestuario. No pondrán reparo en usar la sugestión y la manipulación de masas para convencer a un electorado hostigado de tantas elecciones, agobiado de tantos problemas… Y entretenido con el contenido infinito que el algoritmo pone en sus pantallas, lanzando estímulos que activan dopamina y en algo alivianan su día a día.

En esta guerra electoral, donde el Ecuador es un Titanic quebrado, que se hunde y nosotros cual pasajeros que no pueden escapar, limitados únicamente en escoger si la canción que se toca, mientras se hunde el barco, es con violín, o con guitarra… Porque en esta guerra electoral, no interesa el daño, sino, el engaño.

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