Se trata del grupo de mujeres asociadas en la pre-asociación “Dulces caricias” que ofrecen sus servicios en el centro de la Ciudad, especialmente en los exteriores del Municipio de Pastaza.
Ellas fueron asistidas con ayuda humanitaria, kit de alimentos y los más importante la ayuda espiritual del pastor de la iglesia cristiana “Centro Cristiano Movimiento de Gloria, que quería ofrecerles una palara de aliento, de fe y esperanza.
El pastor Patricio Coka, señala que, desde el inicio de la pandemia, la iglesia ha venido entregando la ayuda humanitaria a diferentes grupos de personas más necesitadas, gracias al apoyo y colaboración de los miembros de la iglesia y también de gente de buena voluntad.
En esta ocasión el turno fue para el grupo de trabajadoras sexuales, que muchas veces son relegadas de la sociedad y señaladas con el dedo, sabiendo que el único que juzga es Dios.
Por ello, más que la ayuda material, es la ayuda espiritual que se les ofrece, porque se trata de levantar al caído y Dios también las ama como nos ama a todos nosotros y también les perdona como Jesús lo demostró al perdonar a María Magdalena.
Las beneficiarias salieron muy agradecidas de la ayuda que se les brinda, señalando que es la primera vez que alguien se fija en ellas de esta manera, puesto que ni las autoridades lo hicieron a su debido momento, sabiendo que ellas también son madres y necesitan buscar el alimento para sus hijos.
Una de ellas, cuya identidad mantenemos en reserva, nos confesó que los días de la cuarentena los pasó muy difícil, puesto que no se podía salir y por ende trabajar para mantener a sus hijos, dice que es madre de cuatro niños, a los cuales los tuvo que enviar para el interior de la provincia hacia su comunidad de origen porque no tenía como alimentarlos. Ella veía como las autoridades entregaban kit de alimentos en todos los sectores, incluso a quienes tenían posibilidades, pero jamás se acordaron de ellas.
Con tristeza confianza que son acosadas y maltratadas por las autoridades, especialmente por los policías municipales que las amenazan y agreden, sin darse cuenta de que son madres que necesitan alimentar a sus hijos.
Ahora se han asociado con la finalidad de luchar contra una sociedad que las estigmatiza y también para buscar ayuda para ellas mismas, en busca de mejores días para todas. Piden que las autoridades les den su espacio para poder trabajar libremente y sin las dificultades que ahora enfrentan día a día.
Esperan que este tipo de actos de bondad se repitan con más frecuencia, no tanto por la ayuda material, sino para entender que si es posible un mundo diferente.