Por: Guido Calderón
Demando que Luis Beltrán Pantoja Calvo, alcalde de la Ciudad Imperial: Cuzco, antigua capital del Imperio Inca, pida perdón al presidente de Ecuador por la conquista y destrucción de nuestras culturas ancestrales, que ejecutaron sus ejércitos genocidas contra los pueblos de nuestra nación, hace 600 años. Por el etnocidio brutal, por la imposición violenta del idioma quichua y la destrucción de nuestros lenguajes nativos, habiendo sobrevivido apenas 2 en la Costa: el Awapít y Tsa´fiqui; y 11 en la Amazonía donde las huestes imperialistas no pudieron ingresar.
También exijo que se retiren de sitios públicos los monumentos a Atahualpa: último “emperador” inca y elimínenos la expresión “Pachamama” que representa el dominio cultural y espiritual de los invasores sobre las generaciones ecuatorianas actuales que hablan este idioma extranjero.
También reclamo que se eliminen los nombres geográficos bautizados con vocablos de los conquistadores y se ponga una placa en la laguna de Yaguarcocha, en protesta por la masacre de 40.000 de los nuestros, degollados por los invasores del sur.
Entiendo al compañero Manuel López Obrador, expresidente de México, a quien los reyes de España no le pidieron perdón, por la colonización de hace 500 años que terminó con imperios locales que devoraban los cadáveres de sus víctimas. Y que terrible que la primera biblia en idioma náhuatl se tradujo en el siglo XVI cuando más del 50 por ciento de la población de la América hispana era indígena y fue reducida al actual 7%, a partir de que se constituyeron las actuales repúblicas, siendo los libertadores los que prohibieron los idiomas nativos y masacraron a todos quienes fueron fieles a la nueva España.
También entiendo que la actual pobreza de todas nuestras naciones es por culpa de las 200 toneladas de oro que se llevaron los españoles en los 3 siglos que gobernaron y que hoy equivaldrían a 12 000 millones de dólares, la misma cantidad que en Ecuador, el gobierno de su amigo Rafael Correa, gastó en apenas aplanar un terreno para una refinería que nunca se construyó.
Comprendo que la pobreza heredada, ha hecho que durante los últimos 200 años nos hundamos en una corrupción galopante de la clase política, de todos los actuales gobiernos que han sido permeados por el narcotráfico, la minería ilegal y la trata de personas, que no existirían si no nos hubiesen invadido hace 500 años.
Finalmente, doy la razón a la actual presidente de México: Claudia Sheinbaum y para la próxima posesión de un presidente ecuatoriano, en nombre de la ¡Dignidad de la Patria! No se invitará al alcalde de Cuzco.