Por Guido Calderón
En todo gobierno existen ministros halcones y palomas. Los primeros acaparan recursos económicos, a los segundos les quitan. Al desubicado Mintur, le redujeron presupuesto en el 2022.
En la medida que el turismo ha crecido no en turistas, pero si en actores y muchos de ellos al margen de la ley, al Ministerio de Turismo lo han achicado, despojado, derrochado sus recursos y concesionado a amigos de los regímenes de turno.
La digitalización planetaria permitió que miles de personas de todos los segmentos sociales incursionen en esta actividad; rompiendo esquemas, reglas y leyes obsoletas. Miles de jóvenes autónomos ofertan manejo de redes sociales sin pagar impuestos. Miles de personas ofertan alimentación, alojamientos o actividades guiadas, sin pagar impuestos. Cada vez más gente rica renta hospedajes de alta gama, sin pagar impuestos. Ante esta avalancha de evasores: ¿Qué hacen el SRI y el Mintur? ¿Nada? Sí hacen: avalan más impuestos a hospedajes, restaurantes y agencias que sí están en la legalidad y que sí tributan.
En los últimos 14 años los actores turísticos se han triplicado. Las “huecas” de comida popular, constan en las guías turísticas. Las viviendas turísticas, triplican en número de camas a todos los hoteles legales del Ecuador. Las personas que guían, son cien veces más que las agencias y operadoras que según nuestras leyes, son las únicas autorizadas a ello. Los automotores que transportan turistas sin sustento legal, son miles.
Esta explosión de nuevos actores exige con urgencia un Ministerio fuerte, más grande, más rápido en adaptar la normativa legal, más presupuesto: un ejército de inspectores digitales que ubiquen a los evasores. En vez de ello, el ministerio más pobre del Ecuador -una vez más- es regentado desde el personalismo, restando protagonismo al sector privado y marcando dolorosa distancia con las cámaras. Este desencuentro no dará buenos frutos ni resultados; la ausencia de Ecuador en FITUR indica lo deleble de la actual gestión. / GC.