Por: Guido Calderón
Durante 150 años Guayaquil tuvo el monopolio de exportación de cacao a España y es a través de los españoles que los europeos conocieron el chocolate del cual hoy son los principales consumidores mundiales. El cacao guayaquileño es muy amargo, por lo que los europeos dedujeron sabiamente que mientras más amargo es mejor, aunque esto ha dado paso a la práctica de carbonizar la pepa y falsificar el amargor.
Fue tal el prestigio del cacao guayaquileño que se crearon grandes fortunas: los “gran cacao”, familias millonarias que vivían en París y quisieron declarar a Guayas como protectorado francés. Actualmente Ecuador produce el 60% del cacao fino de aroma en el mundo y es el tercer productor mundial de cacao en general después de Costa de Marfil y Ghana.
Un país tan importante en el mundo del cacao debería tener una feria a la altura de su prestigio. Asistí a la 14 edición del Salón del Cacao, Chocolate y Café en Cumbayá, que se realizó la semana pasada, con el auspicio de la Cámara de Comercio e Industria Franco Ecuatoriana; con 60 expositores, cantidad ínfima, en relación a la cantidad de productores, variedades de cacao, marcas de chocolate y el prestigio mundial del cacao ecuatoriano. El Salón del Chocolate de Lima, es 40 veces más grande y Perú no tiene nuestra reputación y el Chocoshow de Bogotá es 60 veces más grande y apenas están 10 años reemplazando la coca por cacao.
Vi a Pacari, marca que da fama mundial al chocolate ecuatoriano; a la chocolatera peruano ecuatoriana República del Cacao. La Corporación Chakra con chocolates y cacaos finos de aroma amazónicos de exportación como Kallari y Tsatsayaku. Me impresionó la calidad de AmbuNi un excelente CCN51. En general, pocos expositores con productos de buena presencia y calidad, aunque no faltó el aventurero con precios de asalto.
La ciudad Mitad del Mundo con su museo del cacao hizo protagonismo evitando el uso propagandístico y político a la declaratoria de la Academia Iberoamericana de Gastronomía. La publicidad del CONGOPE ocupaba más espacio que los micro stands que devaluaban y amontonaban los productos expuestos. Recinto ferial pequeño. No cabía en este evento una marca extranjera que vende sucedáneos, nombre usado para describir con disimulo al chocolate falso.
Felicito a Fabien Przypolski por el esfuerzo titánico de organizar este evento y entiendo lo difícil que es aglutinar a más expositores y más arduo aun el obtener auspicios de políticos muy generosos para gastar en fiestas y borracheras, pero muy avaros al momento de apoyar a un sector productivo que nos ha dado fama mundial y que genera ingresos a miles de campesinos.
Chokao se viene en septiembre en Guayaquil y lo organiza Anecacao que no viene a Quito y organiza su propio evento.