– Oiga compadre Indiscreto; cómo me gustaría irme de turismo a conocer Europa; pasar unas vacaciones en Portugal.
– ¡Ah, qué bien, compadre Ulbio! ¿Para conocer a las lusas?
– ¡¿Las ilusas?! ¡¿Cuáles ilusas?!
– No dije “ilusas”, dije “lusas”; a los portugueses se les conoce como “lusos” porque aquel país antes se llamaba Lusitania.
– ¡Ahhhh… bueno! Pero también me gustaría visitar Alemania.
– ¡Ah, qué bien! ¿Para conocer a las teutonas?
– ¡¿A las quéee?! Óigame compadre, no sea morboso.
– ¡Ele! ¡Qué’s pues! ¡¿Qué es lo que oyó?! Yo dije las “teutonas”; porque a los alemanes se les conoce también como “teutones”, porque es el pueblo que fundó Alemania.
– Ahhh… ya; disculpe compadre. Cierto, también me encantaría conocer Egipto.
– Ah, para conocer las pirámides.
– Sí; porque dizque son unas morenitas muy lindas.
– ¡Pero… ¿De qué me está usted hablando?! ¡Cómo van a ser las pirámides unas morenitas muy lindas!
– ¿Acaso no se les conoce a las mujeres de Egipto como “pirámides”?
– Yo me refería a las famosas pirámides de Egipto; esas gigantescas construcciones levantadas hace miles de años.
– ¡Ahhh! Como cada vez que yo le decía un país usted me salía con unos raros gentilicios, yo pensé que a las egipcias también se les conocía como “pirámides”.
– ¡Yo pensé, yo pensé! ¡Usted siempre anda pensando pendejadas! Mejor debería ir a asesorarse en la Cámara de Turismo, antes de querer ser turista.
– Pero, esa pobre Cámara de Turismo creo que anda en un tira y afloja por el poder.
– Así es, compadrito; en vez de Cámara de Turismo más bien parece cámara de gases, porque huele muy feo por ahí.
– Bueno… ¿Y cuál es el lío que se cocina ahí?
– Creo que se está cocinando un platillo especial de última hora; porque a pocos días que termine la administración del señor Marcelo Kuásquer y antes de que convoque a elecciones, como debe ser… ¡zaz! ¡Que de pronto aparece una nueva directiva!
– ¡¿Otra autoproclamación?!
– Más bien parece un golpe de estado.
– Pero… ¿Cómo así ah? ¿Con qué argumento asoma esa nueva directiva?
– Usted sabe compadre que desde que se inventaron los pretextos cualquier entuerto es posible, sobre todo en política.
– Querrá decir: los argumentos, desde que se inventaron los argumentos.
– ¿Y para que sirven en este caso los argumentos? Solo como pretexto pues.
– Eso sí; ¿entonces cuál es ese pretextoso argumento?
– Bueno, el caso es que con el argumento de que don Marcelo no ha estado registrado legalmente con su directiva, me lo mandan para su casa antes de tiempo y se presentan ante las oficinas de Captur a decir: ¡Háganse a un lado que ahora somos nosotros la nueva directiva!
– Pero les han de haber dicho que cómo así, de dónde acá y a ustedes quién los eligió…
– Claro; pero entonces vino la ágil respuesta: “Nosotros nos autoconvocamos y como usted no ha estado actuando de manera legal le agradecemos sus servicios”.
– ¿Y cuihijitos son pues esos golpistas?
– Una señora que creo se llama Alexandra acompañada de un león.
– ¡¿De un león?! ¡Uy! ¡Ha de ser para meter miedo!
– Nada de eso, porque resulta que este león no gruñe, ni siquiera hace miau.
– Bueno, por lo menos ha sido un león manso; ojalá por lo menos sirva como atractivo turístico. ¿Y ahora? ¿Qué es lo que se viene?
– ¡Qué más va a venir! Ahora viene la pugna; quién es quién. En lugar de unirse para aportar al desarrollo turístico de la provincia, mejor se dividen por ambicioes de poder.
– A lo mejor quieran hacer de este golpe un trampolín para saltar a la arena política.
– ¿Arena? Más bien al lodo ha de ser; porque eso de la política en nuestro medio es más sucio que una pelea en el lodo… ¡Y eso no es ningún atractivo turístico!