– Bien, compadrito Ulbio… ¡Jaque mate! Cáigase con esos cinco.
– Bueno, jaque; pero… ¿Por qué mate, compadre Indiscreto?
– Pues porque ya le maté a su rey y sin rey ya no se puede continuar con el juego de ajedrez.
– Pero yo le comí a su reina…
– ¿Y eso?
– Pues ¿cómo es que no se puede seguir jugando sin rey mientras que sin reina sí se puede seguir jugando? Eso me parece discriminación, machismo y misoginia.
– ¡Ele! ¡¿Qué’s ps, compadre? ¿Con quién se anda llevando que ha aprendido esas palabras? Más parece que se anda llevando con las feministas.
– Cosas que uno escucha o mira por ahí…
– Mire, compadre; en el ajedrez puede no haber reina pero no por eso se acaba el juego. Es igual a lo que está pasando ahora en Puyo; ya no hay reina pero sí hay celebración de aniversario…
– ¡¿Pero cuál celebración, compadre?! ¡Si no va a haber fiesta!
– Es que tampoco puede haber fiesta pero sí celebración.
– ¡Ya! ¡Cómo vamos a celebrar sin fiesta y sin reina pues!
– Pues celebraremos los 122 años de fundación de Puyo en nuestros corazones, y todos tenemos una reina en nuestros corazones, aunque sea nuestra querida madre a la que también estamos celebrando.
– Bueno, pero tampoco tenemos rey.
– ¡Cómo que no tenemos rey! ¡¿Acaso el Oz está pintado o qué?! Por lo tanto sigue el juego del ajedrez político.
– Un rey sin corona…
– ¡Cómo que sin corona! Acuérdese que ya le dio el coronavirus.
– Pero ya se curó.
– Este… En ese caso sí que tiene toda la boca llena de razón, compadre; ya no tiene corona ni virus.
– Oiga, compadre… ¿Y por qué la soberana desistiría de continuar con su reinado? ¿Será porque ya no dan carro ni premios?
– ¡Vaya, compadre! ¡Usted como siempre mal pensado! No le parece que más bien puede ser por aburrimiento; pues en esta situación de pandemia y crisis cualquiera se aburre.
– ¿Y por qué los políticos no se aburren? A ellos sí les encantaría ser reelegidos a cada rato.
– ¡¿Y quién se va a cansar pues de coger plata a manos llenas sin hacer nada de provecho?! Eso es muy distinto a un reinado de Puyo, donde prima el voluntariado.
– ¿La prima de quién?
– Al decir “prima” me refiero que lo más importante es el voluntariado. En cambio los políticos solo se ponen voluntariosos cuando hay algo que amishcar.
– ¿Pero por qué no eligen otra reina?
– Porque el burgomaestre considera que eso de andar eligiendo reinas es una costumbre feudal; él como hombre moderno mejor ha decidido canalizar las actividades sociales desde la Unidad de Servicio Social; claro con por allí anda su hijita de voluntaria… ¿Para que quiere otra reina?
– Pero a mí me hubiera gustado que la reinita se quede un año más.
– ¡Ah, compadre! ¿Usted piensa que la gente es desocupada o qué? Acuérdese que es una mujer joven y ha de tener otros intereses propios de su edad, y tiene derecho a dedicarse a esos intereses.
– Eso sí; a lo mejor hasta quiere casarse…
– Bueno, ese ya no es asunto de nuestra incumbencia; a menos que nos inviten a la boda. Pero si nos invitan no me hará quedar mal como la otra vez; tiene que aprender a comportarse en las fiestas, o si no ya no nos han de querer invitar.
– Es que, como a uno no le han enseñado eso de los buenos modales.
– Mire compadre, lo que a uno no le han inculcado de niño se tiene que aprender de grande. Por ejemplo, yo me niego a creer que un padre o una madre le enseñe a un niño a robar; pero los políticos solitos aprenden esos malos modales.
– Ah bueno; pero el caso es que se va nuestra reina y nos quedamos sin soberana.
– Mientras otros que por el contrario quisieran seguir en la Asamblea; pero ya les llegó la hora de hacer maletas y regresar a casa sin pena ni gloria después de haber jodido al pueblo con sus leyes solidarias.