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Un reino sin reina y un rey sin corona… virus

por Andres Ortega

– Bien, compadrito Ulbio… ¡Jaque mate! Cáigase con esos cinco.

– Bueno, jaque; pero… ¿Por qué mate, compadre Indiscreto?

– Pues porque ya le maté a su rey y sin rey ya no se puede continuar con el juego de ajedrez.

– Pero yo le comí a su reina…

– ¿Y eso?

– Pues ¿cómo es que no se puede seguir jugando sin rey mientras que sin reina sí se puede seguir jugando? Eso me parece discriminación, machismo y misoginia.

– ¡Ele! ¡¿Qué’s ps, compadre? ¿Con quién se anda llevando que ha aprendido esas palabras? Más parece que se anda llevando con las feministas.

– Cosas que uno escucha o mira por ahí…

– Mire, compadre; en el ajedrez puede no haber reina pero no por eso se acaba el juego. Es igual a lo que está pasando ahora en Puyo; ya no hay reina pero sí hay celebración de aniversario…

– ¡¿Pero cuál celebración, compadre?! ¡Si no va a haber fiesta!

– Es que tampoco puede haber fiesta pero sí celebración.

– ¡Ya! ¡Cómo vamos a celebrar sin fiesta y sin reina pues!

– Pues celebraremos los 122 años de fundación de Puyo en nuestros corazones, y todos tenemos una reina en nuestros corazones, aunque sea nuestra querida madre a la que también estamos celebrando.

– Bueno, pero tampoco tenemos rey.

– ¡Cómo que no tenemos rey! ¡¿Acaso el Oz está pintado o qué?! Por lo tanto sigue el juego del ajedrez político.

– Un rey sin corona…

– ¡Cómo que sin corona! Acuérdese que ya le dio el coronavirus.

– Pero ya se curó.

– Este… En ese caso sí que tiene toda la boca llena de razón, compadre; ya no tiene corona ni virus.

– Oiga, compadre… ¿Y por qué la soberana desistiría de continuar con su reinado? ¿Será porque ya no dan carro ni premios?

– ¡Vaya, compadre! ¡Usted como siempre mal pensado! No le parece que más bien puede ser por aburrimiento; pues en esta situación de pandemia y crisis cualquiera se aburre.

– ¿Y por qué los políticos no se aburren? A ellos sí les encantaría ser reelegidos a cada rato.

– ¡¿Y quién se va a cansar pues de coger plata a manos llenas sin hacer nada de provecho?! Eso es muy distinto a un reinado de Puyo, donde prima el voluntariado.

– ¿La prima de quién?

– Al decir “prima” me refiero que lo más importante es el voluntariado. En cambio los políticos solo se ponen voluntariosos cuando hay algo que amishcar.

– ¿Pero por qué no eligen otra reina?

– Porque el burgomaestre considera que eso de andar eligiendo reinas es una costumbre feudal; él como hombre moderno mejor ha decidido canalizar las actividades sociales desde la Unidad de Servicio Social; claro con por allí anda su hijita de voluntaria… ¿Para que quiere otra reina?

– Pero a mí me hubiera gustado que la reinita se quede un año más.

– ¡Ah, compadre! ¿Usted piensa que la gente es desocupada o qué? Acuérdese que es una mujer joven y ha de tener otros intereses propios de su edad, y tiene derecho a dedicarse a esos intereses.

– Eso sí; a lo mejor hasta quiere casarse…

– Bueno, ese ya no es asunto de nuestra incumbencia; a menos que nos inviten a la boda. Pero si nos invitan no me hará quedar mal como la otra vez; tiene que aprender a comportarse en las fiestas, o si no ya no nos han de querer invitar.

– Es que, como a uno no le han enseñado eso de los buenos modales.

– Mire compadre, lo que a uno no le han inculcado de niño se tiene que aprender de grande. Por ejemplo, yo me niego a creer que un padre o una madre le enseñe a un niño a robar; pero los políticos solitos aprenden esos malos modales.

– Ah bueno; pero el caso es que se va nuestra reina y nos quedamos sin soberana.

– Mientras otros que por el contrario quisieran seguir en la Asamblea; pero ya les llegó la hora de hacer maletas y regresar a casa sin pena ni gloria después de haber jodido al pueblo con sus leyes solidarias.

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