Por: Edwin Mosquera G.
Una vez que los ánimos se han calmado, la algarabía y fanatismo político a concluido vemos que él, entre comillas y léase en subrayado, salvador tampoco está pegando una; en mi criterio desde que se sustituyó la silla presidencial por una con ruedas y reclinable en posición de un vago potro maldijo a quien infamemente la ocupe, porque no pegan una.
En mi neófito y poco apetecido criterio económico y con operaciones básicas, si el día laborable tiene ocho horas, de las cuales cuáles 3 estamos sin servicio de energía eléctrica, como carajo se pretende manejar un país que está generando a medio gas, como diría el argot popular, en pleno siglo de las tecnologías donde todo se maneja mediante computadoras y sistemas.
En esta época post pandémica y de un vuelco de ideología política la falencia no parece que es económica si no cerebral, pan y circo decían en la vieja Roma, para en la actualidad mermar horas laborables para abastecer días festivos es solo un paliativo para el pueblo y una demostración de que el declive empieza, si en la gran Argentina apareció un pseudo león para salvarlos, pues aquí este remedo de gatito no creo que le salga ni el maullido.