– Oiga compadre Indiscreto, ¿Qué es peor, la ignorancia o la indiferencia?
– Ni lo sé, ni me importa, compadre Ulbio…
– Pero…, con esa respuesta usted está quedando como ignorante e indiferente, compadre.
– Cada quien se queda como puede; yo prefiero quedarme de indiferente o ignorante a quedarme como la viceprefecta…
– ¡¿Cómo la viceprefecta?!… ¿Y cómo se ha quedado la viceprefecta?
– Pues, chasqueada, embarrada y con un palmo de narices.
– ¡¿Y… cómo así ah?!!!
– Figúrese que llegó volando con una hoja de papel a solicitar la desvinculación del director de Desarrollo Sustentable; sin percatarse que éste ya se le había adelantado desvinculándose él mismo… O sea que se quedó picada.
– ¿Y a qué se debe tanta desvinculación, compadre?
– A que el susodicho director ya está de candidato para asambleísta; por lo tanto debía desvincularse de su cargo para vincularse a la campaña.
– ¿Y por qué la viceprefecta quería desvincularle, pues?
– Es que la mencionada funcionaria acusa a este director de no haber sabido precautelar los bienes de la institución ante el robo de la excavadora grandota esa que se habían choreado la semana pasada.
– Pues, era de que se espere a que el hombre se desvincule por sí mismo… ¿O querrá afectar la imagen del candidato para que pierda las elecciones?
– Bueno, según chismorrean las malas lenguas, el mentado ex director sí conocía que tipos desconocidos habían llegado a llevarse la excavadora y no hizo nada; pero él dice que cuando le chismearon revisó el estado de la maquinaria a su cargo y constató que todo estaba tranca palanca y no se preocupó más…
– ¿Y para qué iba a preocuparse? Eso de andarse preocupando es malo para la salud…
– Eso es lo que yo digo; y el hombre necesita estar en perfecto estado de salud para afrontar las vicisitudes de la campaña… Es suficiente con el robo de una maquinaria para que ahora también le roben el sueño… ¡Ya basta de robos, compadre!
– Pero al otro día salió que era la máquina de otro departamento. Es como si a usted le dijeran que le están robando las gallinas; usted cuenta las suyas que están completas y no le interesan las del vecino, con tal que le inviten al caldo…
– Mejor así; porque de esta manera se está entrenando tipo jedi para ser todo un asambleísta; porque eso es lo que hacen los asambleístas: quedarse indiferentes ante el robo y el saqueo que se realiza a nuestro pobre país.
– ¿O sea que también son indiferentes e ignorantes?
– Mmmmm… Más o menos; pero lo importante es que el ahora flamante candidato le ahorró el trabajito a la vicerefecta…
– Pero también le quitó protagonismo…
– Bueno, eso también es parte del entrenamiento jedi para ser asambleísta, el de andar quitando protagonismo por acá y metiendo protagonismo por allá.
– Pues, yo de ella hubiera preferido quedarme ignorante e indiferente a andar embarrándola a cada rato…
– Otra que tuvo que dejar de andarse haciendo la indiferente e ignorante fue la gober; que por fin, y a su pesar, le tocó renunciar a su carguito para impulsar su candidatura… Llorando se fue la pobre, como dice la lambada.
– ¡Qué no va a llorar! ¡Cualquiera, pues! Figúrese que pierde el poder, el sueldazo y el confort… ¡¿Y ahura si no gana las elecciones?!
– Pero al final se portó pilas y mandó su renuncia con piola. Es decir; recomendando para que le suceda en el puesto a su gran amigo y brazo derecho… ¡El señor intendente! Todos a la expectativa cuando dijeron “habemus gober”…
– Pero chiiiii…. ¡De la misma calaña! Con ello tiene para seguir moviendo las fichas exteriormente para que los ministerios sigan afianzando su candidatura, como lo venía haciendo.
– Por eso es que yo prefiero ser ignorante e indiferente para no morirme de las iras con tanta pendejada… Y mejor me voy a trabajar antes que a mí también me desvinculen por andar de chismoso… ¡Ahí nos vidrios, compadre!