Protegeremos la identidad de Rosita y Magdalena, mujeres nativas que cada día acuden cerca de las orillas del rio Jatun Yaku para lavar oro con sus instrumentos artesanales, ellas dicen estar preocupadas porque hace un par de meses notan que la naturaleza ha cambiado en su comunidad, dicen que el estruendoso sonido de máquinas pesadas no las deja dormir por las noches, ellas hace poco al subir desde Yutzupino a la comuna Silverio Andy de la parroquia Puerto Napo, notaron que los árboles ya no están, que el campo abierto ahora luce solo en escombros, y comentan que de hecho el paisaje es de color marrón, “solo hay lodo, piedras, huecos grandes como lagunas, y la gente, ellos si hay como hormigas metidos en esos huecos tratando de sacar el oro” aclara Magdalena.
Este dialogo se ofrece ante el duro golpe que la zona de Puerto Napo al margen del rio Jatun Yaku ha sufrido durante las últimas semanas, se habla de concesiones que aún no están legalizadas, también entre comuneros surgen opiniones de no estar de acuerdo con esta devastación natural, entre ellos se especula que el GADP de Napo, la Municipalidad de Tena y el GAD Parroquial de Puerto Napo han solicitado concesiones catastrales para el libre aprovechamiento de materiales pétreos y áridos en la zona de Puerto Napo, los ciudadanos acusan a las autoridades hacerse de la vista gorda ante esta masacre que ocurre en este sector turístico, dicen que de nada sirve que el gobernador de Napo y las demás autoridades militares y policiales hayan ido, si a la semana siguiente los detenidos por la minería ilegal vuelven a salir para retornar con más máquinas a la zona de perforaciones y cortes.
En nuestra investigación dentro del sector también recogimos versiones vía telefónica de personas que piden se les reserve su identidad, nos contaron que ahora se paga peaje para ingresar en vehículos a la zona Yutzupino tramo Silverio Andy, contratamos una camioneta y así fue, pagamos cinco dólares para un tour a una zona inhóspita, el ambiente es agreste, se mira a gente correr entre el lodo y las máquinas, decenas de motos en un parqueadero que hacen largas colas en un camino a la destrucción natural, “son la tónica de todos los días”, contesta una mujer que hace ventas de comida en una carpa de plástico improvisada.
Por lo que se pudo apreciar ahí fluctúa mucho dinero que mueve combustible trasladado en camionetas, también se ve que la alimentación para los operarios de las máquinas es celosamente vigilada, y que ellos no descansan, algunos beben su agua o comen dentro de las mismas cabinas; sin lugar a dudas se nota que algo les mantiene en alerta y que lo mejor es apresurarse.
Al final de este reporte pudimos notar que entre comunidades existen cierto desentendido, algunos de ellos amparan a los mineros, ellos dicen que el dinero que dejan las perforaciones son cuantiosas, por ende, tienen que comer, porque los maquinistas los dejan que laven el oro rio abajo.
Postradas y empobrecidas quedaran las comunidades asienten Rosita y Magdalena, quienes guiaron con sus referencias a nuestro equipo, ellas dicen que seguirán haciendo lo mismo, lavar el oro artesanalmente rio abajo de lo que se dice ser una concesión, cosa que muchos opinan no lo es, porque hasta la fecha no hay remediación ambiental, ni tampoco se ve alguna intensión de arreglar algo de lo que se ve a kilómetros, es una catástrofe ambiental.