– ¿Sabía usted, compadre Ulbio, que estamos en campaña contra el ruido?
– ¡¿En serio, compadre Indiscreto?! ¿Y por qué lo dice? Uno no se ha enterado ni se ha escuchado nada.
– ¡Pues, como va a escuchar! No le digo que es campaña contra el ruido; o sea que todo es silencio, no se oye nada.
– Bueno; pero si es una campaña debe haber propaganda o algún evento.
– Claro que hay un evento… ¡Las fiestas de Puyo, pues! Que ni suenan ni truenan, están todo silenciosas.
– ¡Ah! Si a eso se refiere, no solo que no suenan sino que tampoco se ven… ¡Parece que no hay nada! No hay ambiente, no hay colorido, no hay entusiasmo…
– Así es, compadrito. ¿Será que la pandemia nos ha dejado desganados? En otros tiempos, a estas alturas, ya había colorido y alegría; se pintaban los postes, los bordillos de las aceras, se arreglaban los balcones… ¡Y ahura nada!
– Con decirle que ni los comerciantes de la Ceslao Marín, que en otras festividades adornaban la calle con bonitos motivos. ¡Ni ellos! ¡Qué mismo será, compadre!
– ¿Será que nadie quiere apoyarle al señor alcalde? ¡¿No ve?! ¡Hasta escasez de candidatas!
– Chuta, como van las cosas, el próximo año, como ya ha de ganar un nuevo alcalde, capaz que este burgomaestre se va mejor sin hacer fiestas, de las iras. ¡Hasta yo haría lo mismo!
– Es que también, en años anteriores, se hacía la presentación de candidatas a Reina en la plaza México, a campo abierto; para que todo mundo asista y conozca a sus representantes, con show artístico… ¡Ele ahura! Han ido a hacer en otro lado, en un lugar privado; como quien dice: solo entre panas caravanas.
– Cosa que el pueblo popular ni se ha enterado que ha habido candidatas, jeje.
– Apenas una de las señoritas, más por presumir su riqueza, se ha conseguido una limusina no sé de dónde para hacer un recorrido por las calles… ¡Bah! A mí más bien me cayó mal eso… ¡Guambra anchetosa!
– Encima se ponen a hacer vil negocio con a la elección de la Reina, cobrando entradas. ¡O sea, nada para el pueblo! ¡Solo para el que tiene!
– ¡Qué va a ir el pobre que a veces no tiene ni para el bus! ¡Y peor ahora que han autorizado subir el pasaje a cuarenta centavos! ¡Qué han de ir! Por más que digan que va a venir Paulina Tamayo.
– Nooo… ¡Ni así venga Shakira! Y peor que hasta han prohibido la venta de licor en los pocos eventos de estas festividades. ¡Así cómo vamos a festejar a nuestro lindo Puyo! Si precisamente para estas fiestas se creó el Puro Puyo, que es de pura caña y muy rico.
– Pero dicen que el que quiera beber vaya a la discoteca, que ahí sí está permitido.
– ¡Ele! ¡Yo como voy a ir a estas alturas de la vida y en estas canas a la discoteca! Y allí ni siquiera venden el Puro Puyo, solo trago fino; aunque falseta pero fino.
– O sea que también solo el que tiene plata está autorizado a chumarse… ¡Qué ha de ser justo, compadre! Yo por eso le dije a mi vieja: “Este año festejaremos en casa; trae a todas tus comadres, esas que se pasan solo en el chisme, y yo con mis amigotes”. Así armamos la fiesta; hasta para gritar con gusto: “¡Bailen hijos de Puyo!” jeje.
– Bueno, compadre, es que usted es medio malito del codo mismo. Por eso su mujer se anda quejando de que nunca le saca a ningún lado.
– Así mismo son las mujeres… ¡De todo se andan quejándote! Uno más lo que se desvela para complacerlas y nada les parece. Figúrese que el año pasado le compré un regalo carísimo y hasta ahora no lo ha usado.
– ¡¿En serio?! ¿Y qué fue lo que le compró?
– Una tumba en un cementerio privado, pues compadre.
– Jajaja… ¡Un regalo de lujo! Pero a mí me late que el primero que va a necesitar de ese regalo va a ser usted mismo; porque su esposa < veces escapa de matarlo.
– Ay, calle nomás compadre; por eso yo mejor trato de pasar desapercibido.
– Igualito a estas fiestas de Puyo; desapercibidas, invisibles, inaudibles, inodoras e insaboras. O sea, solo para la Shakira.
– ¡¿Solo para la Shakira?! ¡¿Y cómo así ah?!
– Por ciega y sordomuda, pues. Más bien dicho, unas fiestas solo para los anchetosos y prohibidas para el pueblo popular.