Al menos dos sujetos que fueron identificados supuestamente en actividades ilícitas, recibieron un castigo ejemplar de acuerdo a las tradiciones y costumbres ancestrales de los pueblos y nacionalidades indígenas de la amazonia ecuatoriana.
Sucedió la tarde del jueves 22 de junio, en el punto de intervención de la guardia indígena apostada en los bajos de la Gobernación de Pastaza, entre las calles Atahualpa y Diez de Agosto. Cuando dos sujetos, fueron encontrados por los guerreros intentando hacer de las suyas en uno de los locales comerciales en el centro de la ciudad, por lo que fueron puestos a consideración de los dirigentes de las nacionalidades para ser juzgados.
Más adelante se encontró que las dos personas, eran identificadas, en otros ilícitos en la ciudad y ya eran conocidos por su forma de operar fuera de la ley e incluso no faltó quien los identificara como parte del grupo de los saqueadores del banco de Guayaquil y almacenes Toto de la ciudad de Puyo.
Cabe recalcar, que en esta zona era la guardia indígena la que se encargaba de velar por la seguridad, cuidar el bien público y no iba a permitir que ciertos ciudadanos los hagan quedar mal con sus actividades delictivas que va contra todo principio del ser de las nacionalidades que dice: no robar, no mentir y no ser ocioso.
En tal virtud, los dirigentes, luego de investigarlos y sondearlos sobre sus actividades, decidió aplicarles la justicia indígena y encargó a las personas destinadas para el efecto que actúen como tal, dando un castigo ejemplar y aconsejando que no vuelvan a sus delitos.
Al menos uno de los dos, quería evitar el castigo, haciéndose pasar por una persona indígena que también había salido desde una comunidad de la parroquia Sarayacu para apoyar al paro y que solamente estaba descansando y tomado jugo al momento en que fue sorprendido por la guardia indígena e incluso expresaba algunas palabras en quichwa como queriendo sorprender, pero no pudo ser librado del ajusticiamiento.
Es así, que los dos sujetos fueron llevados hasta un lugar aparte y recibiendo primero los consejos de una mujer anciana, les procedieron a castigar con ortiga del monte y ají en los ojos que los hacía retorcer del dolor y caían al piso totalmente ciegos y sin ánimo de poder levantarse.
Mientas se les pedía que abandones el sitio fueron también encaminados a punta de lanza y golpes físicos por un buen tramo de la calle.