Por: Guido Calderón
En Latinoamérica varios mandatarios populistas de las dos últimas décadas han ganado elecciones basándose en terribles estadísticas. Denuncian que un pequeño porcentaje del 6 al 9 % de la población, es dueño del 90 % de la riqueza del país; y de candidatos ofrecen ya en el poder: redistribuirla y la gente se emociona, vota por ellos, ganan las elecciones y claro; la redistribución sí se da.
Ese 90% de la riqueza que en Venezuela hace 20 años estaba entre el 9% de su población, si se redistribuyó; y ahora la posee el 2%. Nicaragua ya debe tener a un 3% como propietario de casi la totalidad del patrimonio del país. Todos los hijos de los “presidentes” populistas, llevan vidas acaudaladas dados de supuestos empresarios que ordeñan monopolios estatales.
En Ecuador también en 14 años de socialismo se redistribuyó y si bien se mantiene en el 6 o 7%, un 2% de los ricos dejaron de serlo y fueron reemplazados por nuevos acaudalados: los altos y patrióticos dirigentes de manos limpias, varios de los cuales viven como príncipes en el extranjero e incluso uno pagó USD 14 millones de fianza, que obviamente la justicia norteamericana sabe que tiene eso y mucho más, así como tienen ubicadas las fortunas de otros cabecillas, que desde exilio las usan para desestabilizar nuestro país y apoyar a sus camaradas a llegar al poder en los países vecinos.
En Colombia Petro ganó con ese discurso: 6% de los colombianos blablablá. Igual pasó en Chile con Boric, su caballo triunfador fue: el 7% de los chilenos… Un 60% le dio el voto, aunque el 62% rechazó la nueva constitución: un copy page de la nuestra, que evidencia la asesoría “revolucionaria”.
Ya en el gobierno, las izquierdas si cumplen su ofrecimiento de redistribuir la riqueza, pero no indican en cuál dirección, ningún partido de izquierda asegura que se redistribuirá hacia afuera y hacia abajo, sucede lo contrario; sin embargo, la ingenua población que les da el voto, creen que les quitarán el dinero a los que lo trabajaron y les darán a ellos./GC