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Llegaron los directores eléctricos, que ni hablan ni cacarean

por Andres Ortega

– Oa, compae Indigcreto… ¿Qué she cuenta? ¿cuá ej la útima? Mmmm, gggggg, rrrrr…

– ¡¿?!… ¿Cómo dice que dijo, compadrito Ulbio? No le entendí ni pio.

– Ji no dije pío… Ej… que… no… pueo hablar, compae…

– Es… que… no… puedo… hablar… compadre…

– ¡¿Qué’s pues el compadre?! Ha amanecido medio mudo; bueno, medio ya era, mejor dicho ha amanecido mudo completo, de remate. ¡¿Qué le pasa?

– Ej que me sacaron laj muelaj del juicio y el médico me dijo que evite hablar.

– Ah, es por eso; menos mal. Yo pensé que lo habian nombrado director provincial de algún ministerio.

– ¿Y… porqué… penjó… ejo? ¿Acajo yo soy ADN o Jemilla?

– No, compadre; porque los directores están como usted, compadre; así mismito, que no pueden hablar ni dar declaraciones, que no están autorizados, que no tienen vocería, que sí que no, que no que sí.

– Ej que cuando hablan soo dijen peñejadas… y luego meten laj cuatro… jeje.

– Hablando de directores, han cambiado al director del MTOP. ¡Ni hemos sabido! De la misma forma que vino se ha ido, en total silencio.

– ¡Uf! ¡Hajta que al fin!….

– ¿Hasta que el fin qué…?!

– Hajta que al fin se ha ido. Era el director maj duro de roer. Dejde el tiempo de Lasso, naie lo quitaba. No jé a qué janto se encomendaba, o con qué jabón se bañaba; pero era intocable, nadie lo movía, todoj pajaban menoj él.

– ¿Pajaban? Sí ha de ser; pero creo que eso es lo único que hacen los directores.

– Aj, compadre; no je haga, ujté ji me entiende… ej que no pueo pronunjiar bien…

– Bueno, bueno, compadre; aunque parece que me está hablando en portugués o en francés, si le entiendo más o menos.  Pero el caso es que el director no se ha ido ni despidiendo, solo un mensaje en su página, al estilo militar: “Misión cumplida, soldado; nos vamos a casa, buen trabajo, soldado…” que uno no sabía si era broma, era meme o una vacilada, jeje.

– ¡Qué je va a ir dejpidiendo! Ji ahora la consigna parece que ej: “guarda jilenjio, no digaj nada, mantén el jecreto, ponte candado en la boca, ponte en cuato y lijto.

– Lo mismo ha pasado con el MIES; se ha ido el galán, el más bacán, el fotogénico, el chulo, el que en todo andaba metido menos en lo que tenía que hacer.

– Como je dije popularmente: “Ejtaba en too menoj en mija”.

– ¡¿En su hija, dice?!… Ah, ya, “en misa” quiso decir; y está bien dicho aunque lo haya dicho mal; porque estaba pendiente de que le tomen la foto, que le publiquen, que todos le den un like, pendiente del diezmo, y funcionaria que no le daba le amenazaba con despedirle; pendiente que le den para la gasolina. Pero nunca daba una entrevista, mudo totalmente.

– ¿Y ahora? ¿Quién le remplaja?

– ¡Quién tan será compadre! Resultó peor que antes, una señora con un bozal en la boca. No quiere ni atender a la prensa, no ha dicho ni el nombre, y, lo mismo de siempre; que no puede hablar, que no está autorizada que no tiene vocería.

– Ejtoj directorej de ahora parejen autos eléctricoj. ¡Ni je los jiente! Andan por todoj ladoj, pero en total silenjio… ¡Directorej mudoj!

– Antes les decíamos directores a diésel por lo lentos que eran; ahora ha sido directores eléctricos.

– Mejor jería, directores ejcúter, porque ni je loj jiente, jeje.

– Otra es la directora de Educación. Yo hasta ahora ni sé cómo se llama; nunca habla, nunca dice nada, nunca da una declaración, una entrevista. Del todo muda mismo. Ya inició el año escolar con tantas novedades; los periodistas la buscan, ¿qué por qué esto?, ¿por qué lo otro?, ¿qué para cuándo los textos?, ¿para cuándo los uniformes?, etcétera.

– ¿Y ella con ju bojal en la boca?

– Así mismito compadre, no hay respuesta para nada, nadita de nada. Es que a estos directores de ahora no les han enseñado la teoría del cacareo

– ¿Cuál ej eja teoría, compae?

– ¿Cómo usted sabe que la gallina ha puesto huevo?

– Porque cacarea

– ¿Lo ve? ¿Cómo usted sabe lo que un director, o el mismo gobierno, está haciendo algo? Porque se difunde, porque se da a conocer, porque habla.

– Verdá e, compadre; ujté jí que cacarea muy bien.

– Sí; pero mejor me voy a cacarear a otro lado; porque usted, con eso de las muelas, ni hablar bien puede. Mudo como los directores eléctricos está, jeje.

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