– Oiga compadre Indiscreto, aquí dice que ha sido removido el gerente de Transcomunidad.
– ¡¿Quéee?!… No le escuché bien, compadre. ¿Que han removido con detergente qué cosa?
– ¡Vaya compadre! ¿Qué le pasa? ¿Se volvió sordo o qué?
– ¡¿Gordo yo?! ¡¿Por dónde?! ¡Y en esta crisis!
– Dije “sordo”, no “gordo”, compadre. Me admira porque hasta ayer usted oía perfectamente.
– Ah, lo que pasa, compadre, es que allá afuera pasó uno de esos motociclistas ruidosos y me dejó medio aturdido; pero ya me estoy recuperando… ¿Qué me decía del detergente?
– No, compadre. Le decía que han removido al Camacho de la gerencia de Transcomunidad.
– ¿Quién ha molido al macho de la comunidad?
– ¡No compadre! ¡Pero si usted no oye nada!
– ¡Ja ja! ¡No se esponje compadre! Solo le estoy vacilando, le escuché perfectamente.
– Ah bueno, ya me estaba preocupando compadre. Oiga… ¿Y por qué le removerían pues?
– ¡Termine de leer la noticia, pues compadre!
– Bueno, aquí dice que el alcalde indicó que tras un informe del departamento Financiero de la empresa pública de tránsito Transcomunidad se decidió remover del cargo al gerente de dicha entidad.
– ¿Y qué decía ese informe?
– Según el alcalde, que los gastos corrientes de la institución habían aumentado en un 40%.
– ¡¿40%?! ¡Chuta!… ¡¿Y a qué se debe ese aumento?!
– Dice que el gerente ha contratado a dos funcionarias que no cumplen los perfiles…
– Pues, eso ha de ser según el ojo con que se las mire; si no cumplen de perfil a lo mejor cumplen de frente. ¿Y qué más dice?
– También ha contratado a una asesora jurídica; y que todas ellas percibían sueldos superiores a los dos mil dólares.
– Chuta compadre… ¡Dos mil dólares! ¡Y sin perfiles! ¡Ni usted que trabaja con perfiles de aluminio no gana ni la cuarta parte de eso!… ¿Qué más dice la noticia?
– También dice que el gerente ha estado usando su nombre es spots publicitarios.
– Bueno, eso es algo que está muy de moda en nuestros días; los políticos tratan de venderse al público como si fueran detergente.
– Detergente para remover la corrupción ha de ser; porque todos dicen que quieren acabar con la corrupción.
– Pero ya ve, algunos terminan ellos primero removidos… ¿Qué más dice la nota?
– También dice que el gerente ha solicitado a las dos semanas un anticipo de ¡siete mil dólares!
– ¡Siete mil dólares de anticipo! Eso sí que es anticiparse a la situación… “Por si me despiden” ha de haber dicho.
– Y por último dice que además ha estado laborando también en la Uniandes y…
– ¡Basta compadre! Ya estuvo bueno de pretextos.
– ¿Usted cree que son solo pretextos?
– Claro pues compadre, desde que se inventaron los pretextos nadie queda mal. Toda guerra necesita un pretexto, y si ese pretexto no aparece hay que buscarlo como un pajar en una aguja…
– Será “como buscar una aguja en un pajar”, compadre.
– No me interrumpa compadre, cada quien busca como puede. ¡No ve los gringos! Cuando quieren invadir un país se inventan nomás cualquier pretexto por más ridículo que éste sea; y así los zonzos de la “comunidad internacional” les apoyan nomás sin chistar.
– ¿O sea que usted opina que de gana le han botado al gerente de la Transcomunidad?
– Así es, compadrito. Esos son cargos políticos y siempre priman los asuntos políticos, los juegos del poder. Si el de abajo no se sujeta a lo que el de arriba demanda, pues se le busca nomás la quinta pata al gato…
– ¡Pero el gato solo tiene cuatro patas! ¡Solo que sea fenómeno!
– Para cumplir tales propósitos no hace falta que el gato sea fenómeno, se puede nomás confundir cualquier protuberancia corporal y decir que esa es la quinta pata… ¡Qué molestias puede causar que un gerente haga horitas extras en una universidad!
– Bueno eso sí, compadre. Además ha de necesitar la platita porque dizque anda enredado en juicios.
– Y como usted sabe, en nuestro sistema judicial gratuito, si no hay platita de por medio los juicios se enredan más y más.
– Por eso nosotros los más pobres, si caemos en problemas judiciales estamos jodidos.
– Entonces mejor vamos a nuestro consabido volquetero del viernes, compadrito Ulbio. Para que por lo menos no nos sorprendan desnutridos si a alguien se le ocurre enjuiciarnos por decir más de la cuenta.