Palora tiene aún el privilegio de contar con afluentes naturales cristalinos que recorren la ciudad, hay que preservarlos. Es necesario, educar a las nuevas generaciones que no arrojen desperdicios. En la gráfica, se puede ver envases vacíos de leche azucarada y sorbetes que alguien arrojo al riachuelo junto a la escuela Quito Luz de América.