Eduardo Fabara Garzón1
El Ministerio de Educación ha tomado la decisión de eliminar el Programa de Bachillerato Internacional (BI) en planteles fiscales de la Costa, como resultado del recorte presupuestario dispuesto por el Ministerio de Finanzas, afectando a uno de los pocos programas asociados directamente al mejoramiento de la calidad educativa organizado por el Ministerio de Educación.
El Bachillerato Internacional, que se instauró en un grupo de planteles fiscales a partir del año 2007, ha sido un programa emblemático que ha llevado a cabo el Ministerio de Educación en los últimos años. Dejar de ejecutarlo sería una de las peores decisiones que puede tomar gobierno alguno en una época en que hace falta el concurso del talento humano para ayudar a que el país salga de la crisis.
El 12 de junio del año 2006, el Ministro de Educación aquel entonces, firmó el Acuerdo Ministerial N° 287, mediante el cual autorizaba a: “las instituciones educativas públicas y privadas del país, el funcionamiento de los programas que oferta la Organización del Bachillerato Internacional: Programa de Diploma (DP), el Programa de los Años Intermedios (PAI) y el Programa de Escuela Primaria (PEP), previa la certificación internacional conferida por OBI.” (ME, 2006)2. Desde esa fecha, hasta la presente, varias instituciones educativas se han ido sumando de manera progresiva a esta experiencia.
Actualmente el Bachillerato Internacional se ejecuta en cerca de 200 establecimientos públicos y más de 100 privados, los cuales se encuentran ubicados en todas las provincias del país, con el hecho interesante de que forman parte de este grupo los más reconocidos planteles fiscales, incluyendo los de las capitales provinciales y de algunos cantones. (ME, 2020)3. Para muchos planteles es signo de superación, de esfuerzo y de orgullo institucional pertenecer a este interesante programa.
En la página respectiva del Ministerio de Educación, se lee que: “De acuerdo con el informe de análisis de colegios que imparten el Bachillerato Internacional, a nivel mundial de la OBI, Ecuador se encuentra en el segundo lugar del ranking, a nivel de América.” (ME, 2020)4. Al parecer, ahora esta ubicación no tiene ningún valor.
Múltiples han sido los resultados positivos que se han logrado en los años de funcionamiento del programa, puesto que los estudiantes que se incorporan a esta formación tienen un exigente sistema de estudios, con horarios de 50 y más horas semanales que van de lunes a sábado; los
programas curriculares se basan en áreas, como: aprender a aprender, comunidad y servicio, creatividad y producción, medio ambiente, salud y educación social; con los cuales se logra una formación integral que los prepara para la vida, para la paz y la comprensión internacional. Los estudiantes que superan los estándares establecidos obtienen el Diploma Internacional, con el cual pueden continuar sus estudios superiores en cualquier universidad del mundo. (IB, 2007)5
Varios de los egresados de este bachillerato han logrado las mejores ubicaciones en las pruebas de admisión a las universidades y otros han podido continuar su formación en instituciones del exterior, con interesantes resultados.
Hay que destacar que, al interior de los centros educativos seleccionados, se produjo una dinámica de mejoramiento, tanto de la infraestructura física, como de la dotación de bibliotecas, de laboratorios y talleres, de espacios deportivos y recreacionales, y, se dio gran importancia a la capacitación de los docentes encargados de llevar a cabo el programa. Lo que, de por sí, fue una ganancia que contribuyó, no sólo a quienes están dentro del BI, sino a todos los demás alumnos y profesores del plantel y, en general, del país.
Entre los argumentos del Ministerio de Educación para la terminación del programa en los establecimientos de la Costa, se arguye la falta de recursos; ciertamente que el Bachillerato Internacional tiene un costo monetario; pero si se hace cálculos con los beneficios que el país recibe, no hay punto de comparación. La Organización del Bachillerato Internacional (OBI) que tiene su sede en Ginebra y que está presente en 150 países, (IB, 2008)6, ofrece todo el soporte pedagógico y científico a los planteles del Programa, capacita anualmente a los directivos y profesores, ofrece becas de estudio a docentes y estudiantes, selecciona y entrega los materiales de enseñanza, los recursos didácticos y hasta las lecturas de apoyo a las clases, a lo que se suma la elaboración de los instrumentos de evaluación que se preparan con todo esmero y dedicación, (ME – IB, 2007)7 así como las recomendaciones y sugerencias de mejoramiento que se hacen anualmente. ¿Se puede pedir más?
Es cierto que varios planteles no tienen las condiciones necesarias para continuar en el Programa del BI, porque no disponen de los recursos docentes calificados para tal fin, no tienen el número de alumnos necesarios para justificar una inversión, tampoco cuentan con una infraestructura apropiada para un sistema tan exigente; ante lo cual, lo lógico sería emprender en una evaluación institucional y decidir que continúen solamente aquellos que han obtenido buenos resultados y que están bien preparados para desarrollar el programa.
Por otra parte, si se trata de recursos para que esta experiencia se mantenga, una vía sería negociar con la OBI la postergación de los respectivos pagos; pero, se debería evitar que se afecten las instituciones educativas, los estudiantes y los docentes que están comprometidos con este proyecto. En este punto, hay que agregar que, según las disposiciones constitucionales y legales que rigen en el país, los presupuestos de salud y educación no pueden afectarse y más aún, aquellos que contribuyen al incremento de la calidad de los servicios.Otro aspecto grave sería que la brecha que existe entre planteles privados y públicos se acreciente, porque los centros educativos privados continuarán con el programa, no así los públicos, que van a sentir que un importante aspecto de la cualificación institucional se pierde de manera definitiva.
En algunos procesos administrativos resulta “muy cómodo” decir que tal o cual cosa “no va más”, sin comprender que esa decisión puede conllevar serios problemas a todos los sujetos que están involucrados en la acción que se dejará de ejecutar, pero tampoco se asume que dichas acciones tienen su historia, la cual no se puede “borrar de un plumazo”. Aa más de afectar la historia, se afecta y se hipoteca el porvenir, puesto se estaría frustrando el deseo de superación de las futuras generaciones que quieren tener una mejor formación y vivir en un mundo más próspero y más solidario.
Estamos en un momento en que el coronavirus puede entrar a la educación y causar daños irreparables en la formación de los niños y jóvenes del Ecuador. El sistema educativo está haciendo esfuerzos inmensos por librarse de ese contagioso mal, pero muchos de esos afanes parecen inútiles; ayer fueron afectados los presupuestos de 32 universidades públicas, anteayer los programas de alimentación escolar, la alfabetización y post alfabetización y hoy son los planteles que tienen el bachillerato internacional. Los damnificados empiezan a contarse por miles; lo peor de todo es que no hay una vacuna para prevenir esos males, tampoco un remedio que pueda calmar estas terribles dolencias, ni un epidemiólogo que proponga un proceso de atención y cuidado; al contrario, junto a la pandemia que afecta a todo el Ecuador, puede aparecer la corrupción y el afán de lucro de unos pocos que están cerca de los focos de infección, como ha sucedido en el sector de la salud. Estamos a tiempo de evitar una tragedia mayor con la niñez y la juventud ecuatorianas.