El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha establecida por la ONU en 1999 para visibilizar y combatir la violencia que sufren mujeres y niñas en todo el mundo.
La elección del 25 de noviembre recuerda el asesinato de las hermanas Mirabal —Patria, Minerva y María Teresa—, activistas dominicanas asesinadas en 1960 por la dictadura de Rafael Trujillo.
En la provincia de Pastaza esta fecha no pasa desapercibida, varias actividades se desarrollaron desde una marcha, talleres y conferencias, así como también una feria denominada “Reinventando experiencias saludables en sexualidad».
En un acto especial que se realizó en Puyo, la Dra. Yajaira Curipallo desde la Defensoría del Pueblo levantó su voz para condenar todo acto de violencia: “Justo días antes del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una joven amazónica, perdió la vida injustamente, este hecho nos vuelve a confrontar con una realidad dolorosa.
Una vez más, en lugar de enfocar la atención en la violencia, muchos prefirieron cuestionar por qué estaba rodeada de hombres, si había alcohol, que hacía en el lugar, o por qué era domingo. Pero ¿desde cuándo el contexto se convirtió en excusa para justificar la agresión?
¿Desde cuándo la sociedad cree que las mujeres “merecen” ser tocadas, golpeadas, abusadas o incluso asesinadas por su forma de vestir, por el lugar donde están o por las decisiones que toman? La violencia nunca es responsabilidad de la víctima. Nunca. Cargar a las mujeres con culpas que no les pertenecen solo perpetúa una cultura que normaliza el maltrato y silencia el dolor.
Hoy, 25 de noviembre, es un llamado urgente a reflexionar sobre quiénes somos como sociedad. A mirar hacia nuestras familias, porque es en casa donde se forman los valores, donde se enseña a respetar, a reconocer la dignidad humana y a entender que nadie tiene derecho sobre el cuerpo o la vida de otra persona. No culpemos a las escuelas ni a las universidades: la responsabilidad empieza en nuestro propio hogar. Construyamos familias que eduquen en el respeto, en la igualdad y en la empatía.
Que este día nos recuerde que todas las mujeres merecen vivir libres de miedo, de violencia y de juicios. Que la memoria de Alison, y de tantas otras, no quede en silencio, sino que sea un motor para transformar nuestra manera de ver, educar y actuar. Ni una menos. Nos queremos vivas, libres y sin miedo” Señaló.