Con cerca de 94 años de edad, nuestro personaje de la semana, ha visto crecer a la ciudad, desde que todo era monte. Nace en Loja (1930), vive en Puyo desde los cinco años.
Aníbal Salazar hijo de un militar (Juan José Salazar) que por cuestiones del pase vinieron junto a su madre a estas tierras. Pese a las facilidades que existen hoy en día, afirma que tiene los mejores recuerdos del Puyo, pero de hace 50 años “porque era tan silencioso, no había peleas, disgustos, todos éramos como una gran familia”.
Recuerda su vida en el campo (hoy parroquia Veracruz) la siembra del gamalote y la caña para luego hacer panela. En su juventud era muy bueno para las labores del campo, manejaba diestramente el hacha y el machete.
Su salud es envidiable, no siente ninguna dolencia, no sufre de sobrepeso y lo más admirable, lee el periódico impreso El Observador, sin usar lentes, por lo que aprovechamos la oportunidad para consultarle si hay algún secreto para conservar la salud, a lo que responde que el haber consumido los granos y más alimentos naturales cultivados de manera orgánica, hacía cuerpos fuertes.
Siendo inspector de salud conoció los lugares más recónditos de nuestra amazonía, más adelante se jubiló y se dedicó a ayudar en el negocio de comida de su esposa y servían en la escuela Andoas y Colegio Orellana donde gozaron de buena clientela, al tiempo de disfrutar de la música que salía del tocadisco de grupos como Trío Los Panchos y de muchos intérpretes de la música ecuatoriana.
Ha recibido reconocimientos, uno de ellos, de parte del Municipio del cantón Pastaza por su trayectoria profesional y artística ya que participó en la formación de varios grupos musicales. En su memoria aún fluye letras y canciones. Aprovechamos la oportunidad de pedirle que entone un par de sus canciones y así lo hizo, le gustan mucho los boleros.
Como vino preparado con su guitarra, ese instante exhibe su arte que queda posteado en video a través de la fan page de Semanario El Observador. La guitarra aprendió a tocarla observando a su entrañable amigo Jaime Santos, quien era diestro en la materia.
Tiene como uno de sus méritos, ser uno de los socios fundadores del tradicional Club Deportivo Cumandá que este 2023 cumplió 75 años de vida institucional. Recuerda que jugaba fútbol junto a Víctor Hugo Georgis, los hermanos Fernández, entre otros, en una canchita de tierra con su ferviente rival el Club Spencer. Lamenta que el Club Cumandá ha venido de baja en sus actividades en los últimos años.
En su mensaje final, dirige sus palabras a la juventud a quienes les pide de favor que no se dejen llevar por el vicio de la marihuana, porque eso solo les traerá un mal destino “antes nuestro Puyo era completamente sano.” Muchos de sus conocidos ya se han adelantado en el camino, por lo que deseamos que el todopoderoso le siga obsequiando a don Aníbal muchos años más de vida.