– “¡Dos mujeres, un caminooo…!”
– ¡Ele! ¡Que’s pues! ¡¿Qué le pasa compadrito Ulbio?! ¿Acaso se cree Laura de León o qué?
– ¡Ele! ¡¿No valdrá por lo menos cantar, compadre Indiscreto?! ¡Hasta eso me quiere prohibir!
– Pero, ¡qué ha de cantar esa música pasada de moda! ¡Cante algo más actual! ¡Actualícese!!
– ¿Y qué es lo que está de moda ahora?
– Pues, dos gobernadores y un camino…
– ¡¿Dos gobernadores dice?! ¡¿Qué gobernadores y cuál camino?!
– Bueno, el camino lo poso el señor prefecto, al inaugurar la vía hacia la llamada “Casa del Árbol”.
– ¿Y los gobernadores? ¿Quién los puso?
– Bueno, al uno lo puso el Nobita…
– ¿Y al otro?
– Beto…
– ¡¿Beto?! ¡¿Cuál Beto?!
– Beto a saber quién lo puso; pero dicen que es el gobernador autóctono de la nueva ¡Ciudad Intercultural!
– ¡¿Ciudad Intercultural?! Y, ¿eso con qué se come?
– La ciudad intercultural dizque es un territorio independiente, con su propio gobierno y sus propias leyes.
– Y… ¿dónde queda eso?
– Pues acá nomás, en la ex hacienda Te Zulay.
– Ahhh… En la invasión de…
– Shhhhh… Hable despacio, compadre. ¿No ve que puede terminar hecho tzantza? Verá que ahora decirles invasores es mala palabra.
– Y, ¿cómo así han estado ahí los dos gobernadores?
– En el acto de inauguración de la vía, pues. Bueno, el uno en representación del gobierno nacional y el otro en representación de los principales beneficiarios, los habitantes de la Ciudad Intercultural.
– Oiga, compadre; y ¿si es un territorio independiente? ¿Por qué rayos el señor prefecto les hace una vía? Pues, que se la hagan ellos mismos…
– Bueno, porque dicen que el asfalto no es por ellos, sino por el atractivo turístico que hay más adentro; o sea “La Casa del Árbol”. ¿Qué culpa tiene el prefecto de que la inv…, perdón, la Ciudad Intercultural se haya cruzado en su camino?
– ¡Ya pues! Ni como esquivarla…
– Aunque ya andan las malas lenguas diciendo por ahí que es a propósito, que el caminito es un ofrecimiento de campaña.
– Eso de ley, pues; ¿no ve que aquí somos como Santo Tomás de Aquino? Ni viendo las cosas creemos. Aquí no se dan las cosas por casualidad.
– Pues, aquí no será así: pero si la gente es incrédula es porque aquí pasan cosas increíbles, como para Ripley. Figúrese nomás, dos gobernadores mirándose de reojo y con malos ojos.
– ¡Qué chiste! En ese acto, cada vez que han de haber nombrado al gobernador no han de haber atinado a quién mismo se están refiriendo, jeje.
– Pero vea nomás, compadre: nosotros aquí con dos gobernadores, mientras en nuestra vecina provincia de Napo se han quedado sin gobernadora.
– ¡Ele pues! ¡¿Y cómo así ah?! ¡¿Qué ha pasado con la gobernadora?!
– ¿No ve que la ciudadanía de Napo lleva ya siete días levantada en contra de la cárcel de máxima seguridad que pretende construir ahí el gobierno?
– ¿Y qué culpa tiene la gobernadora?
– Ella no tiene la culpa de nada; pero, como siempre se necesita de un chivo expiatorio, o sea alguien a quien echarle la culpa para que no se note a los verdaderos culpables. Así que le culpan de no poder aplacar la indignación del pueblo.
– Bien que aquí nos libramos de ese problema; pero ahora han ido a joder a nuestra vecina provincia con el mismo tema. Y, ¿por qué mejor no les enviamos uno de aquí? En vista de que a nosotros nos sobra y a ellos les falta.
– Mejor no hable tonteras, y prepárese para el Año Viejo; ya que no solo vamos a tener que quemar al prefecto y al alcalde juntos, sino también a éste par de gobernadores.