– Oiga, compadre Indiscreto; usted que todo lo sabe y lo que no lo sabe lo inventa, dígame: ¿Qué es una disyuntiva?
– ¿Disyuntiva? Pues, como su nombre mismo lo indica, una disyuntiva es que cada quien agarra su yunta para arar por su lado.
– Ahhh… o sea que se trata de un tema agrícola; yo creía que era un término político.
– Es lo mismo, compadre corto de entendimiento; es una metáfora… ¿Sabe usted lo que es una metáfora?
– Este… ¿la esposa del semáforo?
– ¡NO! Es una cosa que se dice; pero es como si se dijera que es otra cosa.
– Uuuu… usted más bien me está enredando más y más en lugar de aclararme lo que es una disyuntiva.
– Bueno, bueno; una disyuntiva es cuando cada quien agarra por su lado.
– Ah, o sea como el alcalde y el prefecto; ya que mientras el uno, miedoso, dice que debido a la situación de inseguridad que vive el país, ha decidido suspender la fiesta del carnaval en Puyo; pero, por otro lado, el prefecto fiestero dice que si habrá carnavales y que más bien será la oportunidad de promocionar el “Gran Festival de la Paz”.
– ¡¿No ve, compadre Ulbio?! Usted sí piensa cuando hace un esfuerzo. Esa sí que es una verdadera disyuntiva.
– Claro; porque alcalde duce que esos cien mil dolaritos, que estaba destinado para la programación, se distribuirá para todo el año, un poco en las fiestas de mayo, otro en agosto mes del turismo, luego en el feriado de finados y lo que resta en navidad y fin de año.
– Pero en cambio el prefecto dice que no hacer nada es más bien darles gusto a quienes precisamente se han propuesto sembrar el pánico y atemorizar a la población, que no podemos mantener encerrada a la gente solo por el simple temor de lo que pueda suceder.
– O sea que los dos están desyuntivados, arando con distinta yunta.
– Más o menos; aunque la yunta del prefecto es menor, porque nada más cuenta con veinte mil dolaritos; pero promete hacer milagros, para convertir nuevamente a la plaza del ánimo en el centro de la atracción donde habrá artistas, feria, exposiciones y emprendimientos, que permitirá dinamizar la economía y atraer el turismo a la provincia que tanto le hace falta.
– ¿Y ahora? ¿Quién queda mal? ¿Si el alcalde por miedoso o el prefecto por confiado? ¡Al fin! Otra fiestita más.
– No digamos que sean “miedoso y confiado”; más bien digamos que el uno es precavido y el otro optimista.
– ¡¿Qué será de hacer con nuestras autoridades?! Si el uno la embarra el otro la compone, o viceversa. que descoordinación. No pueden ser como en otras provincias, donde alcalde y prefecto trabajan de manera coordinada por un solo objetivo, que es el turismo.
– Así es; mientras unos trabajan como una sola yunta otros andan en disyuntivas, arando con distinta yunta y distintos bueyes.
– Ahora nosotros… ¡¿A quién mismo hacemos caso?! Si al alcalde y mejor nos quedamos encerrados en este carnaval por miedo a que algo nos puede suceder, al fin Dios dice: cuídate que te cuidaré, o al prefecto fiestero, que dice nada sacamos encerrados y el que no arriesga nada tiene.
– Y la policía en medio, titando para los dos lados, por un lado, aplaude al alcalde diciendo buena decisión por la seguridad de su gente, mientras que, por otro lado, aplaude al prefecto puesto que le ha ofrecido justo en esos días hacer la donación de dos patrulleros que ya lea venía ofreciendo desde antes de navidad.
– Vivo el prefecto, con eso les ha ganado a los policías, para que no le pongan objeción y más bien le apoyen, con eso de la entrega de los dos patrulleros y de paso le van dando seguridad al evento.
– Bueno, con eso se asegura que Puyo esté lleno de turistas en el carnaval, ojalá no sea lleno de choneros, lobos y parecidos… ¡Virgen santa!… Esos turistas no queremos.
– Pero bueno, ya que el prefecto lo dice, pongámosle fe, la fe en el Cristo redentor que no tiene el alcalde; y mejor iremos a la plaza del ánimo, a gritar con ánimo que viva el festival de la paz, porque Pastaza es tierra de paz. Mejor llevará a la comadre para que disfrute y de paso le echamos un polvito también, ahora que se puede je, je, je.
