Los trabajos del antropólogo de Pastaza son impresionantes, la mayoría recogidos en nueve libros que han dado la vuelta al mundo.
Nació un espíritu inquieto, desde su infancia coleccionaba piedras de colores, hachas de piedra, restos de animales que se encontraba en el día a día. Ya tenía un pequeño museo en un rincón de su casa
Nacido en el cantón Mera hace 70 años, nuestro personaje de la semana, Carlos Duche, se formó en las provincias amazónicas, primero fue docente y luego cuando ejerció funciones como jefe del Departamento de Cultura, descubrió formalmente su pasión innata, la antropología y las ramas que la integran para poder servir con conceptos tecno-científicos. Sus estudios los realizó en la escuela politécnica Salesiana de Quito, lo financió con sus recursos y mucho esfuerzo.
Resultado de sus investigaciones tiene a su haber nueve libros, pero más importante que eso, según sus propias expresiones, fueron los 20 años que trabajó para la conformación del museo etno arqueológico de la ciudad de Puyo. Fue un proyecto que lo hizo con todo el gusto del mundo. Era algo que lo apasionaba debido a que desde hace décadas venía recopilando vestigios arqueológicos que los venía coleccionando desde su infancia.
Fue cuando estuvo en Quito, al visitar el museo, vio una urna funeraria de Pastaza y descubrió la necesidad de que la ciudad cuente con un espacio destinado a rescatar y preservar sus raíces a través de un macro plan para la instalación del museo que actualmente todos conocemos junto al parque José Garcés Pérez. Tenía a su haber aproximadamente 420 piezas y adicionalmente junto a un equipo también empezaron a trabajar en excavaciones arqueológicas. Se trasladaron a la cuenca del río Pastaza y encontraron piezas de cerámica de 800 y 1000 años datadas con carbono 14. Todo lo cual quedó recopilado en el primer y único libro científico impreso en el año 2009 titulado: “Pastaza Pre colombino.” “El reto fue grande, un esfuerzo increíble debido a que la gestión se hizo sin recursos”, por el contrario, hubo que poner plata y persona.
Otro de sus grandes aportes fue el rescate de la nacionalidad zapara, su idioma, cuentos y leyendas, cuyos integrantes estaban invisibilizados, pero que estaban asentados en las comunidades de Conambo – Pindu yaku – Río Tigre. Lo mismo con la nacionalidad andwa.
En el ámbito político criticó que en los discursos se llenan la boca diciendo “tenemos siete nacionalidades”, pero “¿Qué han hecho por las nacionalidades?”
Basado en sus investigaciones, llegó a la conclusión de que antiguamente hubo imperios en la Amazonía ecuatoriana y que el cacao fino de aroma se consumió hace 5 mil años antes del presente y que incluso los antiguos hombres ya tuvieron comercio con la serranía, porque descubrieron el consumo de melloco. La gente de aquel entonces, eran grandes caminantes que se fortalecían con el consumo natural de las hojas de coca.
Del mismo modo, descubrió que es falso la creencia popular de que la gente amazónica se vestía únicamente con “taparrabos”, sino que tenían grandes vestidos de algodón y yanchana, por lo que considera que la historia que sabemos tiene muchas imprecisiones y que debería ser actualizada en unos casos, y en otros, re-escrita.
Sugiere el aprovechamiento de turismo cultural asunto inexistente, pese a que mucho se habla de turismo, pero solo se limitan a pocas acciones. “Investigación en cultura no se realiza, pese a la riqueza antropológica de Pastaza.” Sugiere la planificación de macro proyectos con tinte de interculturalidad y de patrimonio.
Aún hay mucho por decir, por hacer y por escribir, el antropólogo de Pastaza, Carlos Duche, continuará con sus investigaciones y el gran legado que no debe perderse, sino conservarse, por ser parte de la historia y raíces de nuestra provincia milenaria.