– Venga, venga compadrito Ulbio; visite y cuente ¿Qué tal estuvo su día del padre? Lo veo con cara de que lo han festejado dándole en crudo y en cocinado.
– ¡Ach! ¡Calle nomás, compadre Indiscreto! ¡Qué salados que somos! Sin luz y sin paso con esto de las vías cerradas por los derrumbes.
– Bueno, salado será usted, que yo bien dulce soy. ¿No ha visto como se me pegan, como dice la canción, como moscas a la miel? Jeje.
– Uno a medio comer y… ¡Saz! Que se va la luz… ¡Qué rabia compadre! ¡¿Y vendrá?! ¡Nada! Creo que luego de dos horas volvió.
– ¡Mejor pues, compadre! Era nomás de que coma en lo oscuro, con un par de velitas; así es más romántico. ¡Como en las películas, pues compadre!
– Como de película mismo estábamos comiendo fino, en un restaurante de prestigio, así todo bonito. ¡Ele! Cuando, de repente, todo queda oscurísimo. Tocó ir nomas saliendo pues.
– ¡Ah claro! Y como usted es vivísimo, seguro aprovechó para irse sin pagar.
– ¡No pues! Si pagado ya estaba por adelantado, con serenata y todo. ¡Y sin luz! ¿Qué serenata tuviste? Luego el tema de los deslaves, que nos dejó totalmente incomunicados, ni por donde nada; ni por un lado ni por el otro.
– ¡Chuta, compadre! ¡Qué me cuenta! Eso de que ni por un lado ni por el otro sí que está muy preocupante… ¿O sea qué? ¿Nada de nada?
– ¡Claro! ¡Como siempre! Usted ya se me está yendo por la tangente…
– Es que como uno es “taaan gente”…
– Me refiero a que con usted no se puede hablar nada serio. Yo estoy hablando de los derrumbes y usted se me desvía con sus ideas cochambrosas.
– ¡¿Y como sabe usted lo que yo estoy pensando?! Yo también estoy hablando de derrumbes, aunque en el lecho conyugal.
– ¡¿No ve?! Yo me refiero a que, con las vías cerradas, ninguno de mis hijos pudo pasar el día domingo; unos quedados en Ambato, otros en Tena… ¡Todo un relajo! ¡Toma tu día del padre!
– ¡Y no solo usted compadre! Muchas familias se quedaron atrapadas a medio camino, sin poder llegar. Los pobres turistas asustados, las personas en albergues. Y los que se quedaron de este lado, en cambio, sin poder salir para nada.
– Más doloroso es lo de las familias que perdieron a sus seres queridos. ¡Qué dolor ver los cuerpos atrapados en medio del lodo! Las viviendas destruidas, los vehículos cubiertos totalmente por la avalancha. ¡Toda una tragedia! Como esas que no nos ha tocado sufrir por muchos años.
– Figúrese que duró días el trabajo retirar tanto material acumulado. Y eso que vino maquinaria de Cotopaxi, Chimborazo, Tungurahua y de Baños mismo. Con más de catorce deslaves a lo largo de la vía. ¡Si parecía un campo de guerra! O un terremoto que dejó todo desolado.
– En el lado de Pastaza, en cambio, le habían dejado solo al prefecto con su contingente; y por más que pedía auxilio diciendo “¡Hey! ¡No me dejen solo! ¡Vengan también las demás instituciones!”… ¡Uuuu! ¡Dónde también estarían las demás instituciones! ¡Y, dónde estaría obras públicas! Que en este caso tienen la competencia directa.
– ¡Uf, compadre! ¡Si los pobres de obras públicas ya respiran porque el aire es gratis! Porque, ha de saber, que ni para el combustible tienen. Es el ministerio más pobre de todos los ministerios del mundo. Y los municipios en cambio estaban entretenidos limpiando sus propias vías… ¡¿No ve que también hubo problemas en las vías secundarias que dicen?
– ¡¿Por eso al prefecto lo dejaron solo entonces?! El gobernador también estaba solo…
– Solo tomándose selfies para el Facebook, pero. Tremendo figureti que me salió éste…
– ¿Por qué lo dice, compadre?
– ¡Es que solo tomándose fotos! Llegaba a un lado y decía: “Aquí estoy en el lugar de los hechos”, foto para el fase; luego iba a otro lado, miraba un rato y foto para el fase. Y así se pasó todos estos días de muy guapo, solo peto con la foto para el fase… ¡Quiras pues!
– ¡¿Y usted que se queja?! ¡Si también es otro figureti! Ahí le vi que también había subido su foto para el face.
– Es que a mi si me festejaron compadre… ¡Y como se debe! No como a usted que ni por un lado ni por el otro, jeje.
– Ya me imagino compadre, lo han de haber festejado de tal modo que ni el temblor ha de haber sentido.
– ¡¿Temblor?! ¡¿Cuál temblor?
– ¡Claro! ¡Yo si dije! A usted lo único que le temblaba era la cama… ¡El temblor pues! Del lunes por la noche, que fue bien fuerte. Dicen que se sintió en Ecuador y en Perú.