Por: Lic. Gustavo Tuston
El ser humano cree ser el sujeto más inteligente de la creación, pero su cerebro es altamente manipulable.
No es un fenómeno nuevo, pero en los últimos meses se ha hecho más evidente. Hablamos de la “infodemia”. Este término, se refiere a las noticias falsas que circulan a la misma velocidad de un virus por las redes sociales, constituyéndose en una práctica que genera pánico o promueve conductas incorrectas. El término fue utilizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), para referirse a la sobreabundancia informativa falsa y a su rápida propagación.
Durante la pandemia que azota el mundo, muchas noticias falsas también se han viralizado y a continuación explicaré porque ocurre este fenómeno.
En el caso del COVID 19 hay vacíos de información, debido a lo delicado de abordar con certeza un tema de carácter científico, que, sumado a la ansiedad, pánico y hasta la desesperación de las personas, hace que el cerebro humano automáticamente, busque certezas, busque información que le genere alivio, tranquilidad y hasta esperanza, en lo que se conoce como “confort cognitivo”.
Otro elemento que juega un papel importante, es la facilidad de compartir las noticias falsas a través de las redes sociales, por parte de gente que cree que está obrando bien. Es decir, la gente engañada, engaña a otras que confiadas, comparten una información falsa.
Es tan grande la generación de noticias falsas, que los expertos las han clasificado en dos grandes grupos. Las Fake news y las False news. Aunque ambas son noticias falsas, tienen una sutil diferencia entre una y otra. Esta diferencia radica, en que, mientras las Fake news tienen la intencionalidad de causar daño, mediante una operación, generalmente de carácter político, las false news, carece de este componente de mala intencionalidad, por lo que más bien estaríamos hablando de una noticia errónea y como tal se puede rectificar.
Las false news, ocurren por efecto del ingrediente de la inmediatez, es decir, comparten información falsa, por no verificar su autenticidad. Periodistas de oficio, han caído en este despropósito, lo cual es preocupante.
El resultado de las noticias falsas, es una distorsión de la realidad, pueden causar daño y llegar al extremo de cobrar vidas humanas.
Se ha difundido información falsa, en la que señalan supuestos tratamientos para el Covid 19 con base a inyectarse cloro, tomar orina de vaca o de bebé y la que más injerencia ha tenido, según mi percepción, la famosa receta de las tres aspirinas con agua hirviendo y limón, lo cual es peligroso.
En nuestro ejercicio periodístico hemos conocido casos de gente que se tomaron aspirinas mezclado con limón y licor por 10 días, lo cual les provocó la muerte y no por ningún virus, sino por la automedicación en exceso. Tomarse tres aspirinas de golpe es dañino para el organismo porque le provocará una severa irritación en el estómago incluso úlcera.
Hemos hablado del problema, nos queda hablar de las soluciones. En ese contexto, la fórmula para combatir la infodemia es contrarrestar la incertidumbre con certezas y la falta de información con adecuada información.
Los periodistas y medios de comunicación, debemos tener especial cuidado de no cometer el pecado profesional de dejarse llevar por la inmediatez, sin verificar la seriedad de las noticias que damos a conocer.
La ciudadanía por su parte, debe aprender, de a poco, a adoptar un sentido crítico en la selección de las noticias que consume y optar por seguir medios de trayectoria, serios y confiables.