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Juana Balvina, mujer centenaria de Shell

por Andres Ortega

“Si Dios me prolongaría la vida volvería a servir, es lo que hacía antes. Trabajar para los necesitados” expresó Juana Balvina Angulo, quien cumplió 101 años de edad el 21 de agosto de este año. Vive en la parroquia Shell del cantón Mera en la provincia de Pastaza.

Nació en la hermana provincia de Napo, donde pasó su niñez. Tuvo una vida dura debido a que se quedó huérfana a temprana edad, por esa razón creció con monjas con quienes demostró aptitudes para el estudio.

Las religiosas se dieron cuenta que era una niña muy inteligente y buena estudiante, debido a eso la becaron para que asista a un colegio en la ciudad de Quito.

Como tenía que devengar la beca, le dieron la opción de considerar el lugar que ella quisiera para practicar la docencia. En esa época vivía una hermana en la ciudad de Puyo, por ese motivo decidió viajar a Pastaza.

Ya instalada en Puyo por el año 1946, se convierte en una de las primeras maestras de la Unidad Educativa Enrique Vacas Galindo, profesión que la ejerció durante 6 años pero que tuvo que retirarse debido a que fue más difícil para ella seguir trabajando y cuidar a sus dos hijos.

En el año de 1960 se quedó viuda con siete hijos, “muy valiente mi mamá nos educó y nos envió a todos los hijos a estudiar en Quito” contó Zayda.

En 1969 se casó con un extranjero de nacionalidad suiza, con quien crean una hacienda antes ubicada en los predios donde funciona la Universidad Estatal Amazónica (UEA). En aquel lugar tuvieron una fábrica de té, papaína (leche de la papaya) que exportaban a Europa para hacer medicina y otros productos más.

Por el año de 1975 venden la hacienda y se trasladan a Quito. En 1977, Juana se divorcia y desde ahí está sola (42 años).

En esta última década, el 2018 estuvo asistiendo al Centro Gerontológico “El Buen Samaritano” en la Shell, pero por su edad se le dificultó acudir.

Desde el 2009 el Estado la apoya con la Pensión del Adulto Mayor que es una transferencia monetaria mensual de 50 dólares para personas que tengan igual o mayor a 65 años.

Actualmente “la pensión me ayuda porque no trabajo por mi edad, me sirve para adquirir implementos para mi aseo personal, medicina” indicó.

Juana Balvina con 101 años conserva su dentadura en perfecto estado. Si me hubiera imaginado que llegaría a esta edad ahora fuera “riquísima”, dijo con una sonrisa en su rostro. “Yo decía ya me he de morir para que voy a guardar las cosas, me ha gustado siempre ayudar a los que no tienen”. Su hija relató que su mamá siempre le gustó dar y ser generosa con otras personas.

“He viajado a muchos lugares por ese propósito que es ayudar al necesitado. Mi vocación era ayudar” expresó Juana.

Su dificultad en sus extremidades inferiores, en su ojo derecho y en sus manos no ha sido impedimento para que de vez en cuando salga a dar un paseo con ayuda de su caminador por la cuadra de su casa en Shell.

Rolando Morales, director del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) en Pastaza mencionó que se realizará la gestión con las instancias respectivas para gestionar pañales, actualizar su cédula de identidad y solicitar el servicio de atención domiciliaria de la Misión Mis Mejores Años.

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