– Oiga, compadre Indiscreto, usted que es retequebuena gente… ¿Sería tan amable de prestarme el extinguidor de incendios de su vehículo?
– ¿Cómo así pues, compadrito Ulbio? ¿Acaso está ardiendo en llamas su corazón? Je, je… ¡Llame a los bomberos entonces! O ¿acaso se le incendió el amor por esa vecina de la esquina?
– No, compadre, es para ir a matricular mi troca y no tengo extinguidor. Haga ese favorcito, no sea gafo. Sin eso no puedo matricular, y sin matrícula, ¡me multan más que a político corrupto!
– Pero ¿qué ha de matricular esa chatarra vieja? Si ya creo que anda por la gracia del Espíritu Santo. ¡De seguro no pasa la revisión vehicular! Le van a poner más observaciones que a la tesis de la ex fiscal de la República.
– No se burle, compadre, que mi troquita es vieja pero bien mantenidita, como abuela que hace ejercicio. Solo que por ahora no tengo ese kit de implementos, y si no, ni le molestaría a usted, que es más ocupado que alcalde en año electoral.
– Oiga, compadre, si va a la Transcomunidad, no es por nada, pero vaya bien forrado, con doble pantalón y hasta doble interior; porque me han contado que allí no solo están revisando los vehículos…
– ¿No pues? ¿Cómo así, compadre? ¿Qué está tratando de insinuar? ¿Que allá son más manosudos que niño en dulcería?
– No ve que hay un video donde el personal, al interno y en horas de trabajo, las cámaras los han pillado en situaciones comprometedoras… de tipo “sentimental”, como quien dice, haciendo revisión “técnica”, pero no a los vehículos.
– ¡Ay, Jesús, María y José! ¿Y eso han captado las cámaras de seguridad? ¡Pero si eso es más escandaloso que vecina chismosa en lavandería pública!
– Sí, compadre, y eso no es nada. Dicen que allí es “todos contra todos”, como Sodoma y Gomorra con uniforme. ¡Hasta parece telenovela de las de mediodía! Y de tal forma que eso ha dado pie a que la jefa de personal emita un documento indicando que está estrictamente prohibido, en horas de trabajo, todo tipo de actividades sentimentales y de índole interpersonal. O sea, cero “tú a tú” y mucho “usted a usted”.
– O sea que allí sí que estaban haciendo honor al eslogan de la administración: “Pasión en el servicio”. ¡Solo que en esta ocasión ya estaban demasiado apasionados, je, je!
– Y no vea el otro escándalo, compadre: otro video que se hizo viral, donde se observa a funcionarios de la Transcomunidad, en el vehículo de la institución, tomado y bailando en la vía pública con la música a todo volumen, causando más escándalo que gallina en funeral.
– Ayayay, compadre, ¿y con pruebas y todo no han hecho nada las autoridades? ¿Ni siquiera han salido a dar alguna explicación, aunque sea inventada?
– Así como quien dice, salir a dar aclaraciones… ¡para nada! Ya dicen que la gerente huye a las entrevistas como gato al agua. Pero se escuchó que trataron de tapar el sol con un dedo, señalando que ese día el personal andaba en una comisión de trabajo y, al final, dado el intenso sol, como quien dice: “Una cervecita no cae mal para calmar la sed”.
– ¡Claro! Ya me imagino: han de decir que la gente malintencionada justo tomó la foto en ese ratito para hacerlos quedar mal, y que de una simple cervecita se armó todo un escándalo. ¡Sí, ha de haber gente mala, je, je!
– Pero se ha filtrado también que, de esa sola cervecita, como acto inmediato, siete funcionarios fueron desvinculados… o mejor dicho, obligados a poner la renuncia. Lo que significa que no mismo fue una sola cervecita para calmar la sed, sino que había hasta espumita de más.
– Y ahora, para hundir más la barca, asoma este otro escándalo de la revisión técnica y no vehicular, del “todos contra todos”. ¡Madre santísima! Allá parece el coliseo en día de combate.
– Por eso le digo, compadre, si va usted, vaya bien blindado, por si las moscas. Como están allí “todos contra todos”, vaya a suceder que salga revisado también su chasis, el tubo de escape, le midan el aceite… ¡y hasta le pongan multa por exceso de corazón! Je, je.
– ¡Ya me hizo tener miedo, compadre! Mejor no me preste nada. El otro año he de ir a matricular mi troca, aunque sea pagando la multa. ¡Prefiero eso a que me dejen “revisado” hasta el alma!
– Este compadre sí que es un caso… ¡Ya se me achurunchó! Je, je. Parece pollo sin salir del cascarón. ¡Y pensar que yo lo creía valiente!

