Aparenta una calma pero tenso el ambiente, regresamos a ver desconfiados, conciliamos el sueño a medias, nos frotamos los ojos como despertándonos de una pesadilla, no asimilamos el garrotazo psicosocial que acabamos de recibir y a partir de aquí no podemos quedar ciegos, sordos y mudos a la realidad que más para bien que para mal se ha develado de que al interior del sentir ciudadano reside un fuego latente que a la menor chispa afloraran al exterior y no siempre les acompaña la sensatez y la ecuanimidad, sino más bien revestidas de todo lo contrario y sumando el resentimiento de estos días aciagos que minaron nuestra nacionalidad.
No puedo encontrar explicaciones de porque se dejó escalar el conflicto hasta el punto donde llegamos, estuvimos a un tris de la hecatombe que parece pretendían conseguir los sediciosos que demostraron que saben manejar a su favor lo que significa la conciencia de masas que por definición desciende y cae en lo más bajo que la conciencia más retrograda que la compone; y eso para los dos bandos y en especial a nuestras autoridades que deben saber, o por lo menos tener en los COE provinciales los asesores militares, policiales o de inteligencia a gente que conoce de tácticas para afrontar crisis tan delicadas como la que vivimos.
Lamentable que muchos de nuestros dirigentes y autoridades privilegiaron sus intereses y apetencias políticas a la seguridad que les compete de mantener prioritariamente los servicios básicos de subsistencia para la ciudadanía como el agua, los alimentos, las comunicaciones, que ni siquiera para las instituciones de salud y socorro se respetaron.
Y que falta de visión en el gobierno central que no fue capaz de meditar a profundidad la posible reacción a las medidas, peor si han sido infiltradas por vándalos contratados para subvertir el orden y que también están al interior de la administración pública como topos al servicio de esas mentes criminales que nos gobernaron.Foto y datos del abo