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Ningún pelagato puede contra un verdadero gato

por Andres Ortega

– ¡Ele! ¡Qué’s pues, compadre Ulbio! ¡¿Qué le pasó?! ¡¿Por qué tiene toda la cara lastimada?!

– Es que me arañó el gato, compadre Indiscreto.

– ¿Y por qué tiene la cabeza vendada?

– Ah… Es que también me tiró los platos.

– Ya me imagino cual ha de ser ese gato que hasta le lanza los platos.

– Pues no se ande imaginando cosas que no son, compadre; porque en mi casa yo soy quien dice la última palabra.

– ¿La última palabra? Ah claro, porque usted es el que dice: “bueno mijita, lo que tú digas”. Y capaz que anoche se olvidó de decir la última palabra, y por eso me lo dejaron así…

–  ¿Así que usted duda de las capacidades de mi gato?

– Más bien dudo de sus capacidades; porque los gatos son animales muy inteligentes, y además tienen nueve vidas.

– ¡¿Nueve vidas?! Pues yo creí que nada más eran siete vidas.

– Sí, pero como todo sube al igual que los combustibles. Así que el gato tiene capacidad para sobrevivir varias veces…

– ¡Qué animal tan extraordinario!

– Pues, sorpréndase aún más, que el gato no es el único que tiene nueve vidas. También hay personas que pueden llegar a ser como los gatos.

– ¡¿En serio?! ¡¿Existen personas que pueden llegar a tener nueve vidas como el gato?!

– ¡Claro pues! Y aquí mismo en nuestra provincia vive una de esas personas.

– ¡¿De veras?! ¿Y quién es esa persona que tiene nueve vidas? ¿Le conozco?

– Todos le conocemos; pues es nada más ni nada menos que nuestro señor prefecto…

– ¡¿El prefecto tiene nueve vidas como un gato?!

– ¡Claro que sí! ¿No ve como ha sobrevivido a varios procesos y ha salido campante? Y hoy, una vez más ha salido bien librado sobre una acción de protección presentada en su contra por supuesta violación al debido proceso en el caso de remoción.

– Esa sí que me parece agilidad felina.

– Tanto se habló de ese tema, de tal forma que sus detractores ya hablaban de una posible destitución de la autoridad, lo cual causó mucha expectativa. pero nada que ver el prefecto sigue más firme que nunca.

– Más que gato parece tigre o jaguar…

– ¿Jaguar you? Bueno, el hecho es que desde el inicio de la administración han venido queriendo ponerle la zancadilla buscando su destitución, pero hasta ahora nada han conseguido. El prefecto sale absuelto y con más vida que un gato.

– No sé qué más se inventarán pero el Jimmy sigue campante y preparándose para las próximas elecciones… ¡Eleee!

– ¿No ve, compadre, como no es el gato el único que tiene nueve vidas?

– Pero a mí me gustaría que los perritos también tuvieran nueve vidas; también son animalitos muy inteligentes.

– Claro que el perro es un animal inteligente, pero no es astuto como un gato.

– ¿Y por qué lo dice? ¿Cuál es la diferencia entre un perro y un gato?

– Pues mire, el perro piensa: «Los humanos son buenos, me alimentan y me cuidan, así que deben de ser dioses».

– ¿Y el gato?

– El gato en cambio piensa: «Los humanos son buenos, me alimentan y me cuidan… ¡Así que yo debo de ser su dios!» ¿No ve?

– ¡Ya, ya! ¡Ni que estuviéramos en el antiguo Egipto! Ahí si dizque los gatos eran como dioses.

– No estaremos en el antiguo Egipto, pero seguimos en el antiguo Ecuador; cada día retrocediendo más y más en lugar de avanzar, con estos gobernantes de a perro que nos ha tocado soportar.

– Sí, pero aquí no adoramos a los gatos como si fueran dioses.

– Pero adoramos a otras bestias, que creen que porque les dimos el voto ya les hemos regalado el país para que hagan lo que les da la gana: destrocen los bancos del Estado para que no les hagan competencia a los suyos, creen leyes inconstitucionales para retroceder en derechos hasta la Edad Media y acaben con la Salud, la Educación, la Cultura y otros derechos por los que lucharon y dieron la vida nuestros antepasados.

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