Por el año de 1988, un acontecimiento nunca antes visto en la ciudad de Tena ocurrió de repente en medio de balas y una escapada brutal.
Miembros del Cartel de Medellín que habían llegado a la capital de Napo para observar sus plantaciones y sus laboratorios; sin embargo, entre ellos estaba un líder, un narco de los más poderosos y sanguinarios de la época.
Pablo Emilio Tobar estaba preso por el cultivo de coca; este sujeto, para muchos otros presos, bien pudo ser “Pablo Escobar Gaviria”, el número uno del cartel de Medellín, dada la forma en como lo rescataron sus pares en septiembre de 1988. Este era un reo con nombres camuflados mientras lo venían a sacar de esa cárcel de aquel entonces, mal trecha y con una seguridad que daba risa.
Para aquella época, la Amazonía ecuatoriana era tierra de nadie por los narcotraficantes y subversivos, por sus fronteras entre Sucumbíos y Orellana pasaban muchos acontecimientos, causando conmoción y asombro.
La fuga más misteriosa de narcotraficantes del Ecuador ocurrió en la cárcel de Tena, dejando a dos policías muertos y a varias personas heridas. La policía de aquel entonces nunca dio cuentas claras sobre este hecho, dejando a la vista que el mismo gobierno había estado implicado en la fuga perfecta de un preso importante.
La versión de altos mandos de la policía fue difusa; inclusive después de la fuga del reo importante, hubo un aparente boicot del Archivo de la cárcel de Tena, donde raramente un flagelo quemó toda información del grupo de presos que se escapó.
Tan solo aclaraban que las personas que se fugaron eran campesinos que se dedicaban al cultivo de coca; pasaron los años y el oscuro episodio se contaba entre reos y sus familiares, dejando esa historia de que, si uno de los criminales y narcotraficantes más poderosos del mundo estuvo ahí, en esa cárcel tan precaria e insegura,
A fuego abierto se abrieron paso entre la puerta principal varios sujetos quienes previamente habían estudiado el movimiento de la avenida 15 de Noviembre y los alrededores de la cárcel de Tena. En el enfrentamiento, dos policías murieron.
Después de la hazaña nunca antes vista, el reo importante y sus secuaces fueron escondidos en botes y luego, desde una pista aérea clandestina en Tena, se fueron.
De esta inédita fuga, las interrogantes siguen sin respuesta después de 36 años de investigaciones secretas de la misma policía, que poco a poco se ha ido modernizando y ahora cuenta con organismos especializados, quienes no descartan que entre los presos estaban los miembros del Cartel de Medellín antes mencionados que habían llegado a las provincias de Orellana, Sucumbíos y Napo para observar posibles lugares para posteriormente instalar sus laboratorios.
Todos con falsos nombres permanecieron en Tena hasta que sus comandos de los grupos subversivos operaron para el rescate de su líder. Según versiones de varias familias, estos delincuentes acamparon en las afueras de Tena días previos a la intervención violenta en la cárcel. Entendidos manifestaron que ese comando de rescate llegó en un helicóptero privado a la frontera de Orellana.
El abrumador operativo dejó claro cuán poderoso era el preso que estuvo en la frágil cárcel de Tena.
Estos carteles dejaron una profunda raíz de incógnitas que se ha mantenido por años retumbando en la memoria colectiva si Pablo Emilio Tobar era Pablo Emilio Escobar Gaviria, además de Alicio Gómez, que puedo haber sido Gonzalo Rodríguez Gacha, verdadero nombre del segundo hombre más fuerte de la mafia Boliviana, y que el químico del cartel Rodrigo Álvarez, resuena aún para las fuerzas de seguridad ecuatorianas.
«Setiembre Blanco” fue un evento sangriento que ahora deja una lección para los pobladores de Napo, jamás será una buena idea tener una cárcel en el corazón de una ciudad, mucho menos donde se encierren a reos de alta peligrosidad, así como presos de altísimo valor para sus colaboradores.