POR: Punta de Lápiz
Como sociedad nos quedamos atontados ¿o impávidos? por la decisión del Consejo de Participación Ciudadana (CPCCS) de condecorar a uno de los líderes del movimiento que intentó derrocar al gobierno, el pasado mes de octubre.
¿Es válido o, por decir lo menos, prudente, el reconocimiento a uno de los líderes del movimiento que arrasó e hizo pedazos nuestra capital, abuso de mujeres policías, destruyó florícolas, detuvo la producción petrolera del país?
El CPCCS cínicamente argumenta que es por “su trayectoria en temas de participación ciudadana, derechos humanos y la organización social en la provincia de Cotopaxi” ¿Acaso se olvidaron que este ciudadano vulneró los derechos humanos de los ciudadanos de Ambato cuando, en el relajo de octubre, cortaron el agua a la ciudad? ¿Y qué hay de los derechos humanos de los millones de ecuatorianos que perdieron recursos económicos para salud, vialidad, etc., cuando este ciudadano ‘condecorado’ aplaudió y respaldo la suspensión de nuestra producción petrolera? ¿No fue uno de los responsables del ataque a más de medio centenar de ambulancias y de haber impedido su paso para atender a heridos?
Sería injusto desconocer el trabajo que este señor condecorado haya realizado en su tierra Cotopaxi y los méritos que haya alcanzado; sin embargo, aplicando la sabiduría popular “lo que hizo con la mano, lo borro con el codo”.
Está implicado entre los autores intelectuales y materiales de los aciagos hechos que sucedieron en la capital, en el pasado mes de octubre, cuando desde una prefecta provincial, líderes sociales indígenas, dirigentes sociales, a plena luz del día, promovieron y crearon terror, secuestraron periodistas, abusaron física y sexualmente a policías y militares; incendiaron la Contraloría, atacaron a pequeños y medianos empresarios. En general, fomentaron el caos en el país.
¿Su nombre?: Leonidas Iza
Parece que el Consejo de Participación Ciudadana (CPCCS), con su decisión, ha dado inicio a la campaña electoral y nos presenta un futuro candidato, pero a la vez nos da una razón más, para que este organismo, altamente politizado y que es mantenido con nuestros impuestos, deba desaparecer…
Claro que no faltaran los áulicos que dirán: Cierto que todo eso se dio, ¡pero no nos subieron la gasolina!
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