Con 99 años de edad, su memoria es un libro de historia del cantón Mera, donde ha pasado la mayor parte de su vida. Nacido en el cantón Cevallos de la hermana provincia de Tungurahua, vino a Pastaza, en la década de 1930 (apenas tenía 6 de años de edad) cuando su padre vio con tristeza como perdió su cementera por la severa helada que afectó los cultivos. Pidió al todopoderoso que le ayude con una tierra en la que no deba lidiar con la falta de agua de regadío y tampoco haya heladas.
Fue entonces que un amigo de la familia de nuestro invitado Genaro Peñafiel Flores, les invitó a que conozcan su propiedad en el cantón Mera, anticipándole que le va a gustar el lugar. Dicho y hecho, en apenas unos días de visita, enseguida conversaron para los arreglos correspondientes y el traslado de toda la familia.
Ya instalados, se dedicaron primero, al cultivo de 8 hts. de caña para la elaboración de panela, luego se inclinaron al aguardiente debido a que ese procedimiento es menos exigente que la panela.
Pasado el tiempo la población en general cambiaron de cultivo hacia la naranjilla por el año 1960 que era la época de oro de esa fruta, cuando filas de camiones esperaban la carga para salir a diferentes partes del país. Y los agricultores eran felices porque la producción del fruto era menos difícil que tantos otros y además se ganaron su buen dinero.
Transcurrió el tiempo y por el año de 1971 vino una plaga fulminante a tal punto que muchos quebraron. Sobrevivieron quienes, previendo el futuro, aparte de la naranjilla, también empezaron a incursionar en otro tipo de cultivos.
Se casó a los 33 años de edad, algo poco común en aquella época cuando los matrimonios por norma general eran antes o poco después de los 20 años. De sus 8 hijos nacidos, 2 son fallecidos, los que viven son profesionales que están sirviendo en diferentes lugares del país.
Cuando ingresaron las compañías petroleras empezó la despoblación de Mera, porque muchas familias que ingresaron a trabajar, se ganaron un buen capital económico, con el que (la mayoría) emigraron a la Sierra, otros pocos vinieron a Puyo y casi nadie se quedó en Shell que para aquellos años era “puro monte”.
Nuestro invitado conoció personalmente al primer gerente de la entonces Hacienda Te Zulay. Cuenta que, al principio, los trabajadores estaban bien remunerados y tenían atención médica, comisariato y otros beneficios, pero luego empezaron los problemas. Se hicieron cada vez más frecuentes los retrasos de las remuneraciones y ahí es donde empezaron a abandonar los cultivos.
El primer prefecto de Pastaza, Ramiro Fernández, fue su compañero de escuela, lo recuerda como una excelente autoridad que trabajó denodadamente por la provincia. En aquellos tiempos, Francisco Salvador Moral era “el dueño de la provincia”, pero le llegó su tiempo de bajada y al aceptar su primera, pero contundente derrota electoral, se fue de la provincia. En sus años de residencia en Pastaza, se hizo de una buena fortuna.
En la parte final de la entrevista, expresa un mensaje para la juventud, que aprendan a ser honestos y que cultiven el hábito de la lectura, ya que “la lectura es la antorcha del pensamiento.”