Quizás el principal aporte de nuestro invitado sea la creación del platillo ícono del Puyo, es decir, el tradicional ceviche volquetero, pero don Homero Escobar, tiene muchas otras historias que contar.
Vino a Puyo cuando terminó la primaria, por invitación de su cuñado Adán Escobar, propietario del conocido Hotel Turismo, sin pensar que está tierra se convertiría en su hogar permanente. Pero también hubo una época en que se fue a vivir en la Costa Ecuatoriana. Pasó varios años en la ciudad de Guayaquil donde trabajó en restoranes sencillos y también en otros de alta categoría. Allí aprendió la rama de la gastronomía.
Con más experiencia, sintió que era hora de regresar al Puyo, vino a trabajar en el hotel de su cuñado en el área de cocina. Los ciudadanos de la época comían delicioso y recibió muchas felicitaciones. Tuvo la oportunidad de preparar los alimentos a altas autoridades de Estado y un día le sirvió al mismísimo presidente de la República José María Velasco Ibarra, cuando vino de visita a Puyo. A él, particularmente lo recuerda como gestor de las carreteras orientales.
Durante la entrevista, no podemos dejar de lado el recuerdo de otro de los grandes personajes de Puyo, nos referimos a su hermano, Jesús Escobar (+) fundador del tradicional barrio “El Obrero”, un hombre con una gran visión y legado.
Don Homero, como morador de antaño, menciona que el nombre del barrio fue tomado como un homenaje y reconocimiento a la encomiable labor de los obreros en el campo y en la ciudad, ya que sin la fuerza de trabajo de los obreros “¿qué hacen los que tienen plata? ¿Quién mueve todo?”
Conoció personalmente a Severo Vargas líder de la nacionalidad kichwa que en cuya memoria una calle de Puyo lleva su nombre. En ese tiempo, las personas descendientes de las nacionalidades ancestrales aún no usaban las vestimentas de los colonos, sino que se vestían de manera variada con indumentaria elaborada con fibras extraídas de cortezas de ciertos árboles, obtenidas tras un proceso de desagüe y machacado. Los hombres llevaban el torso desnudo, las mujeres tapadas el pecho y con hermosos adornos de plumas de colores.
Y el plato fuerte de la entrevista era preguntarle detalles precisos acerca de cómo nació la idea del tradicional ceviche volquetero de Puyo. “Es una creación mía ante la necesidad de alimentar a las personas, al tiempo de generar una utilidad para vivir.”
Indica que, en Puyo, ya se comía el chocho que los comerciantes traían una vez a la semana y dados sus conocimientos culinarios un día decidió combinar los ingredientes provenientes de las tres regiones naturales del país. Así tenemos los granos de la Sierra (chocho, maíz tostado, cebolla, tomate), el pescado de la Costa (atún) y de la Amazonía, el yurimahua (chifles). Inicialmente el ceviche no tenía nombre, solo lo llamaba “el preparado” y así lo servía para el agrado de los comensales.
Había mucha gente – como en la actualidad – que venía a trabajar a Puyo, tanto del norte, como del sur del país. Trabajadores y empleados de compañías que comían en su restaurante ubicado y agradecían con mucha cordialidad.
Vendió su “preparado” por un buen tiempo hasta que un día participó en un concurso organizado por el municipio y debía presentar su plato exclusivo con un nombre. Entonces se le ocurrió, bautizarlo como “volquetero” en honor a la gente trabajadora de las volquetas ya que era un plato muy apetecido por ellos.
Don Homero agradeció a Semanario El Observador por la invitación a conversar de sus vivencias y experiencias.
En su mensaje final a nuestros lectores dijo: No hay nada mejor que el trabajo, gracias a él recibirán su remuneración y podrán seguir sirviendo a la humanidad. A la juventud le sugirió que sigan los consejos de sus antepasados.