Su nombre de pila es prácticamente exclusivo y viene desde la generación de su bisabuela y es que en tiempos antiguos había más sensatez, hasta para los nombres. Hoy a los muchachos les ponen nombres “medios raros”, comenta en la parte inicial de la entrevista nuestra invitada al personaje de la semana: Isolina Fiallos.
Nació en la ciudad de Baños, pero sus padres se trasladaron a Pastaza, parroquia Fátima desde que era muy pequeña. Se formó como maestra de profesión y jovencita empezó a trabajar en su primera escuela asignada en la parroquia San José. Debido a la fama del entonces del presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy, decidieron ponerle ese nombre al establecimiento.
Una de sus recordadas anécdotas es que coincidencialmente una persona conocida de la parroquia tenía acceso a la embajada de los Estados Unidos en Ecuador y aprovechando esa oportunidad, Isolina escribió un oficio dirigido al presidente con la esperanza que llegue a su despacho e increíblemente, así fue. Gracias a lo cual se consiguió un muy buen aporte económico para la escuelita de la misión Josefina, que pasó de la chonta a una construcción de cemento.
Muchos de sus recuerdos inolvidables los tiene con la escuela Enrique Vacas Galindo. Se presentó al concurso para designar al director y resultó ganadora. En aquel entonces, el establecimiento era pequeño en todo sentido, en infraestructura, en número de profesores y de alumnos. A esa escuela entregó sus mejores años. Lo hizo con todo el honor y la satisfacción.
Detalla que Enrique Vacas Galindo, fue un fraile dominicano, que se destacó en el periodismo y fue el primer historiador de la Amazonia ecuatoriana. Por sus escritos fue requerido para trasladarse a España y de ahí le perdieron la pista.
En aquellos tiempos, como forma de ahorro, cada alumno criaba un pollito y al final del año lo vendían y así juntaban fondos para el paseo de fin de año. Se lanzó un proyecto con las botellas de plástico con las que se hicieron bonitos juguetes artesanales, que luego fueron obsequiados a las escuelas rurales para alegría de los chicos que los recibieron.
Durante la entrevista nombra varias veces al profesor de música Byron Caicedo, el popular artista hoy reconocido como “el duro del Ecuador”. Él hizo el himno a la escuela y los niños cantaban con ímpetu y gallardía. Por el contrario, hoy ya no se escucha, es por eso que se están perdiendo los valores humanos, anota.
Recuerda a su esposo como un destacado político e ideólogo de la construcción de lo que hoy es el Mercado Municipal La Merced. Sus hijos son su orgullo. Su hija Verónica poetisa que ganó un concurso iberoamericano, creó el primer periódico de Pastaza con el nombre de “El Amanecer”, que lamentablemente no pudo sostenerse por la dificultad del financiamiento. Su hija Tania con una nutrida trayectoria en la política y en el ámbito de la justicia. Sus otros hijos están en Estados Unidos. Ha tenido la oportunidad de viajar a ese país, pero no se enseñaría vivir ahí ya que no se compara con la variedad de árboles y el mar de verdor que aquí existe, característica que precisamente los ciudadanos del extranjero lo valoran, por lo que considera, deberían adoptarse verdaderas políticas de conservación ambiental.
Pide a la juventud que salga a conocer las bellezas selváticas, los ríos de la Amazonia que no tenga miedo que nada le va a pasar si es prudente.
La señorita Isolina (como le recuerdan sus ex alumnos) finalmente nos revela, que el secreto de la felicidad no consiste en tener bienes materiales, sino, en el ser buena persona y en el hacer lo que le gusta. Ella hizo lo que amaba (la docencia) y fue feliz. Hoy su felicidad la cosecha a través de la gratitud de sus estudiantes, todos profesionales solventes, que le saludan con aprecio. Y el amor de sus hijos que reconocen su valía.