Formó parte de un grupo de expedicionarios que recorrieron desde la Costa de Pedernales hasta el océano Atlántico. La serie puede ser vista a través de Discovery Channel.
Hace 34 años junto a su familia, salió de la comunidad kichwa de Sarayaku hasta la ciudad del Tena, donde está radicado de manera permanente, dedicado a actividades relacionadas al turismo. Su trabajo le permitió ganar contactos y la invitación a formar parte de una aventura tan enigmática como peligrosa.
Timoteo Gualinga Santi, nuestro Personaje de la Semana, en los estudios de El Observador, cuenta detalles de la extensa travesía que vivió junto a un grupo inicial de 25 personas, que fueron caminando por todo tipo de terrenos inhóspitos donde vivió increíbles experiencias. Por tal motivo, muchos desistieron de continuar la travesía y tan solo tres, lograron llegar a la meta.
Desde haber sido asaltados por piratas de río, hasta contemplar una feroz estampida de sahinos salvajes, no tener agua limpia para beber, dormir en un pantano, pasar más de 10 horas sin probar alimentos, entre muchas otras vivencias.
Su motivación fue las historias que escuchaba en su infancia por parte de las personas mayores, que recorrían grandes distancias para traer sal. Entonces se imaginaba vivir una experiencia a ese nivel.
Once meses duró la travesía de aproximadamente 5 mil kilómetros aproximadamente. Para lograrlo requirió no solo tener fortaleza física, sino y sobretodo fortaleza mental ya que las diferencias de opiniones entre miembros del grupo y la tensión por las dificultades halladas en el camino se hicieron presentes, generando una serie de contratiempos.
Recorrieron cincos países: Ecuador, Perú, Colombia, Brasil y Guyana. A lo largo del viaje, fueron interceptados, confundidos con integrantes de la guerrilla. Afortunadamente tenían todos los papeles en regla y tras aclarar la situación, donde no faltó uno que otro altercado, pudieron seguir su camino.
Dedica este proyecto que por fin saldrá por televisión internacional (luego de once años de haber sido filmado) a su padre y a su hermano que fallecieron trágicamente hace unos años atrás.
Hoy en día, Timoteo está dedicado de lleno a su familia, a su esposa e hijos a los que ama con todo su corazón. Recomienda a los lectores de El Observador a que no abandonen sus sueños, a que perseveren, ya que, con dedicación y paciencia, el éxito llegará al final.