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Pobladores arriesgan su vida para poder trasladarse en una tarabita impulsada a mano

por Andres Ortega

En la comunidad Puesto Santa Ana, de la parroquia Madre Tierra, Cantón Pastaza, la única forma para poder cruzar el río Pastaza, es a través de una tarabita, misma que se mantiene inactiva ya por más de diez meses, por falla de su motor que es lo que la impulsa y nueve de un lado para el otro.

La necesidad que tienen los pobladores tanto del lado de Morona Santiago, cantón Palora, como de Madre Tierra, provincia de Pastaza, ha hecho que se vean obligados a movilizarse con la tarabita impulsada manualmente a riesgo que quienes la manipulan puedan sufrir algún accidente o caer al río.

Tito Vargas, quién es el que la manipula, reconoce que es un peligro subirse a la parte superior e impulsar la taraba con las manos, incluso ya ha tenido algunos resbalares con algunas lastimaduras y que mucha gente se asusta e incluso hay quienes se desaniman a pasar y se regresan.

Explica que el motor está dañado desde principios de año y que las autoridades no han hecho nada por repararlo, vinieron técnicos del Municipio de Mera, pero solo dejaron sacando las piezas y no han regresado más, pero más que la reparación, lo que se necesita es un nuevo motor, porque el existente ya ha cumplido su vida útil y cada vez que se lo arregla se vuelve a dañar.

El Alcalde del Cantón Mera les ha ofrecido la construcción de un sistema eléctrico, la prefectura de Pastaza por otro lado les ha hablado de la construcción de un teleférico, pero del dicho al hecho, la solución no llega ni por un lado, ni por otro.

El sector es muy turístico y llega mucha gente a mirar el rio Pastaza, sobre todo los fines de semana, por lo que el daño de la tarabita les está haciendo perder recursos y hoy más que nunca en esta época de pandemia que es cuando más se necesita.

 Mélida Guatatuca, vocal de la comunidad señala que ya se ha hecho las gestiones pero, pero por ahora todas las autoridades responden que no hay recursos, más del lado de Pastaza, porque de Palora no les va ni les viene. Más bien han sido los estudiantes del Instituto superior Francisco de Orellana los que les han dado una mano, pero arreglan el motor y en seguida se vuelve a dañar, por lo que la solución ya no es repararlo.

Rodrigo Caín presidente del GAD Parroquial de Madre Tierra, señala que acudirá por ayuda a la prefectura de Pastaza para ponerle fin a este inconveniente.

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