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PREMIOS AL TURISMO

por Andres Ortega

Por: Guido Calderón

El negocio de los eventos o MICE es el más impulsado por gobiernos que apoyan al turismo. En algunos países el Estado paga una media de 3 dólares por cada asistente a eventos como ferias de turismo, por ello la prolijidad en escanear el ingreso de cada asistente. Basta con salir a tablas en los gastos, la ganancia viene en el subsidio por asistente. Congresos mundiales, seminarios, capacitaciones son los evidentes ejemplos. Pero existe uno que parece no serlo, pero es muy rentable: son la entrega de premios y están en todos los segmentos productivos, pero con más evidencia en el turismo.

Se invita a concursar por los famosos premios mundiales blablablá. Se inscribe sin su consentimiento a empresas hoteleras que no son marcas famosas -están curadas de la vanidad- pero tienen recursos. Lo más rentable es inscribir a empresas públicas, municipios, ministerios y servicios turísticos dependientes de los gobiernos como aeropuertos, puertos, parques y similares. Hasta ahí, los organizadores solo han invertido en una web y redes sociales.

¿Son reales los premios al Turismo o son una estafa?

¿Dónde está el negocio?: En la entrega de premios, que se hacen eco los medios locales por autoestima patriótica. En cada país se organiza la supervelada a la que asisten los “ganadores” pagando varios cientos de dólares por una entrada. Obviamente, el dueño de un hotel mediano que resulta “ganador” no asiste solo, orgulloso, va con toda la familia. Las fotos recibiendo el premio las mostrará a sus rivales.

Las empresas públicas “ganadoras” como aeropuertos, oficinas de turismo, asisten en rebaño, pues las carísimas entradas no los pagan ellos. Después derrocharán autoalabanzas resaltando su creatividad y posicionan ante los medios locales, como los mejores ejecutivos que -casualmente- todos los años ganan los mismos premios internacionales.

El organizador incluso puede darse el lujo de organizar su show en un país lejano e invitar a los triunfadores a asistir a la velada de gala, incluyendo los hoteles y aerolíneas con los respectivos “descuentos”. Son premios muy muy costosos.

Ministerios y municipios “ganadores” botan la casa por la ventana, dan ruedas de prensa, desbordan a los medios con boletines llenos de fotos recibiendo la famosa presea que además asegura, que todo el equipo de gobierno está trabajando en conjunto por el turismo, lo que se refleja en estos premios “mundiales” aunque en la realidad no aumenten los visitantes; como el caso de Ecuador, que cada año ganamos más premios, pero vienen menos turistas.

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