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El gobernador condecoroso

por Andres Ortega

– Algo me huele mal, compadre Indiscreto.

– Báñese más seguido, pues compadre Ulbio; porque eso de que algo le huele mal ya no es ninguna novedad.

– No, no, compadre; me refiero a que hay algo que no me cuadra.

– Ah, eso sí; esa cabeza no le cuadra con ese cuerpo; porque usted como que es medio fenómeno.

– No, más bien quiero decir que hay algo que me preocupa.

– Bueno, yo también estaría preocupado si tuviera una cara como esa.

– Ya, pues compadre; déjese de joder. Lo que me preocupa es que nuestro Gober ya no está cumpliendo su trabajo con la misma viada con la que entró. Arrancó así bonito, a 120 por hora, como auto de carreras… Rrrrrrr… ¡A toda madre!

– ¿Y ahora?

– Pues, que de pronto bajó la viada poco a poco hasta que parece que se quedó sin combustible, jeje.

– O, a lo mejor, está ahorrando combustible. ¡Con lo caro que está!

– Mire que, en estas últimas dos semanas, más que hacer su trabajo se ha dedicado a andar con diplomas bajo el brazo por todo lado, de arriba pa’ abajo. Entregando reconocimientos a Raimundo y todo el mundo.

– ¿Y qué nomás ha reconocido?

– Fíjese; reconocimiento a la Policía porque han traído unas policías muy bonitas, jeje; y también por el tema de la seguridad, aunque la población hoy se siente más insegura que nunca.

– ¿Qué más?

– Reconocimiento al Cuerpo de Bomberos porque tienen un uniforme muy bonito y, como ya fue su comandante en tiempos pasados, ahora regresa porque el primer amor nunca se olvida y donde hubo fuego cenizas quedan, jeje.

– ¿Y de ahí?

– Reconocimiento a los militares porque tienen un uniforme que siempre quiso tener, jeje. Y Así sucesivamente a los deportistas, boxeadores, pedalistas y muchos más en la lista.

– Eso como que ya me suena a despedida…

– Por eso le digo que algo me huele mal.

– ¿Será que ya le notificaron que sus días están contados? Porque como no es de Creo y creo que los de Creo nunca le reconocieron, más bien siempre estuvieron como piedra en el zapato jorobando desde el inicio en que no sabían quién lo puso y de donde apareció, jeje.

– Y como ya están mandando a la casa a todos los que no son de Creo, entonces yo creo que ya está más afuera que adentro, por ello anda regalando reconocimientos como si fuera Santa en Navidad.

– Así mismo hizo la Gober anterior. ¿Se acuerda de ella? La de la sonrisita, la Eugenia que a todo hacía la venia y que también la última semana, como despedida, se dedicó a la entrega de reconocimientos a diestra y siniestra los mismos de hoy…

– Creo que con tanto diploma ya van a empapelar las instituciones. Ahora, Igualito el Polo, a imagen y semejanza que su antecesora va con la misma receta.

– O será que como ya vienen vientos electoreros, le quiere apostar a alguna dignidad por allí y aprovechándose del cargo quiere ganar terreno andando de bonito con todo el mundo.

– No se sabe, y en este mundo de políticos aparecidos todo puede pasar, jeje.

– Y, hablando de salidas, ¿no ve como ya se le acabó la chaucha a la del Mies? Ahora sí ni el carnet de discapacitada le sirvió, y de la noche a la mañana, no supo ni de donde le cayó…

– ¡¿Qué le pasó?!

– Que, en pleno ejercicio de sus funciones, resulta que le llega la otra, la verdadera. Porque ésta sí que ha sido de Creo… Y entonces, a la pobre Fiora, le dijeron vaya no más avanti para su casita. Y así fue, no le dieron chance ni de despedirse, peor de entregar reconocimientos, jeje.

– Con esto creo que ya deben estar con las barbas en remojo también otritos que por allí los veo bien calladitos; como el director del Magap, el del IESS, y por allí otros que siendo leninistas seguían en la mamadera.

– Y hablando de despedidas, ya despidámonos nomás. Para que baya rápido a su casa, no vaya ser que también me lo despida su mujer por no llegar con las compras para el almuerzo y me le ponen la olla de sombrero, jeje… ¡Vaya… vaya!

– ¡Hasta la próxima, compadre! ¡Asomará para darle su certificado como el más borrachito! Je je

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