La pandemia no ha detenido a voluntarios canadienses, austriacos y americanos en su accionar en favor de los niños y mujeres de Napo; Hanes Krakolinig quien mantiene contacto con familias y médicos de los países antes mencionados, ha logrado un legado durante 12 años con una gestión que no para, él junto a cientos de filántropos y activistas han hecho de la acción social su forma de vida.
Las ayudas llegan de todas partes, son cientos de colaboraciones las que cada año se convierten en donación sin pasar por trámites burocráticos, Hanes dice que “cuando si instaura ONG´S la plata se pierde”, es por eso que la ayuda en dinero se encamina por los voluntarios quienes visitan personalmente a las comunas de Napo, ahí se detecta la necesidad y posteriormente se la compra.
El servicio humanitario que destina este grupo de personas extranjeras es medicina, vitaminas, útiles escolares, de aseo, utilería para personas con discapacidad, sean colchones, menaje para dormitorios de personas imposibilitadas y sillas de ruedas.
Esta primera semana de febrero la labor social hizo posible la entrega de sillas de ruedas para Tena en el centro de la ciudad y Talag, además en la comunidad de San Clemente Chucapi se donó comida y útiles escolares para los niños.
Desde el 2007 Hanes Krakolinig hace una labor de hormiga con sus amigos, es así que cada año se desarrolla una brigada odontológica en la que miles de infantes se benefician en el sector rural de los cantones Arosemena Tola, Archidona y Tena, sitios en donde hay pobreza menciona.
Este año y avizorando nuevos tiempos comenta este joven austriaco “vendrán nuevamente los voluntarios a dictar clases de inglés a las comunidades, por lo que estaremos anunciando próximamente las fechas”, mientras esto ocurre Hanes seguirá arribando cada mes a Tena con esas ayudas, que para muchos son invisibles y para los beneficiados son un todo, “porque así se cambia las vidas, con ayudas que no hacen falta de tanto alarde” finaliza Krakolinig en nombre de sus amigos.